«Veo una decadencia importante en Miranda»

ARSENIO BESGA
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ENTREVISTA | Después de trabajar en innumerables medios de comunicación y dirigir un periódico como El Mundo, Pedro García Cuartango vuelve de visita a su Miranda natal. Poco se parece al hogar de su infancia, aunque siempre será una ciudad "viva"

Pedro García Cuartango.

Entre las figuras más ilustres de Miranda no puede olvidarse a Pedro García Cuartango.El reputado periodista recuerda con nostalgia cuando su hogar «era la ciudad del dólar». Ahora, aquel mundo «ha desaparecido», pero sigue manteniendo «vínculos» con él. De hecho, hace unos días visitó la Casa de Cultura para dar una charla sobre los medios de comunicación en la democracia. Es difícil separar estos términos, pues, como explica Cuartango, «no se puede hablar de democracia sin pluralidad».

Nació en Miranda, ¿cómo fueron sus años en la ciudad?
Estudié en la escuela de los Monaguillos, detrás de San Nicolás. Más tarde, fui a los jesuitas y, después, a Madrid. Viví allí hasta los 10 años, pero he mantenido siempre vínculos.

¿Suele visitar su antiguo hogar?
Claro, he tenido allí muchos lazos y cada vez que tengo oportunidad vuelvo. Aún conservo la casa de mi abuelo. Soy de La Charca, siempre ha sido mi barrio. Viajo allí con frecuencia, pero la pandemia me ha roto el ritmo. Antes iba cada dos o tres meses, pasaba varios días.  En esta ocasión voy a dar una conferencia sobre la prensa en la actualidad.

¿Qué siente cuando vuelve?
Paseo mucho por el Ebro, porque iba mucho a las bañeras de niño a merendar, y me trae recuerdos. El Ebro no tiene nada que ver con lo que yo veía hace 60 años y me resulta muy poco reconocible todo. La escuela de los monaguillos está cerrada... El Miranda que yo conocí en mi infancia ha desaparecido, es otra ciudad.

En estos años, ha sido testigo de la evolución del municipio...
Estoy muy preocupado, sinceramente, por lo que he visto últimamente en la ciudad. Veo una decadencia importante a nivel económico y empresarial, creo que eso se nota mucho. Quizá lo notamos más quienes hemos conocido la ciudad en los tiempos de máximo esplendor. Entonces era la ciudad del dólar y ahora es una ciudad con problemas graves de sostenimiento. 

¿Tanto impacto tuvo la crisis de 2008 en la ciudad?
Fueron años que viví con desolación, durísimos. Iban cerrando empresas, se notaba la crisis en la calle. Bastaba con ir por la calle Ramón y Cajal y volver por La Estación y ya lo veías todo. Vino por la gran dependencia del sector industrial químico.

¿Cree que en otros aspectos Miranda ha podido ir a mejor?
Creo que la ciudad como tal está bien. Los parques que han hecho, el nivel cultural... Veo una ciudad viva, pero económicamente ha ido a mucho menos. Hay que tener en cuenta que conocimos los tiempos dorados de la Fefasa o la General Química. Miranda era una de las ciudades con mayor renta per cápita de España en esa época, allá por los años 60.

Los medios han evolucionado. ¿Qué opina de ese cambio?
Hoy están dominados por el relato, por el espectáculo. Tenemos menos medios plurales y libres en comparación con la transición.

¿Se está dando un uso cívico de las nuevas plataformas?
Esas plataformas a veces están al servicio de intereses. Los periódicos tradicionales son más transparentes, conoces al propietario y la línea editorial. Ahora la oferta informativa es infinita, pero cuesta discernir la verdad de la falsedad.

¿La información de proximidad tiene entonces aún más importancia?
Por supuesto, creo en el periodismo de proximidad, es el verdadero. Los periodistas locales hacen un trabajo esencial, en contacto con la gente.

De su extensa carrera, ¿en qué lugar se ha sentido más cómodo?
Me considero parte de la historia de El Mundo. Estuve 26 años y creo que en su primera etapa marcó la edad de oro del periodismo español. En esa época se dieron grandes exclusivas, un periodismo muy influyente.

Entre sus textos, ¿se siente especialmente orgulloso de alguno?
Saqué algunas noticias, pero casi siempre trabajé en opinión y me encargué de miles de editoriales. No estaba en la primera línea, pero me siento muy orgulloso de la labor que se hizo durante la época de los GAL. Vencimos obstáculos, de hecho, estuve procesado por algún editorial.

Por suerte, las cosas han cambiado mucho...
No era fácil. Visto con perspectiva, se pierden matices, pero había enormes obstáculos. Nos enfrentábamos con el poder, con el Ministerio delInterior, con Felipe González. Tuvimos muchas amenazas, pero cumplimos con nuestra obligación.

¿Cambiaría algo de su carrera?
Por supuesto, toda obra humana está llena aciertos y de errores. Pero la vida es así, sino sería una ucronía. No es una jactancia decir tengo experiencia, después de 46 años de trabajo. He conocido a toda la clase política, a los líderes sociales (...). De ello he sacado algo de bagaje.

Después de sacar tanto bagaje, ¿queda algo por hacer?
En la vida siempre queda mucho por hacer. Hay reportajes y libros que no he podido escribir. El periodismo es un quehacer incesante y siempre estás aprendiendo. Sigo en activo y sigo aprendiendo. Hay cosas que todavía quiero hacer, aunque siempre está la salud y la energía, pero mientras pueda seguiré en la brecha.

¿Tiene algún proyecto concreto?
Mis memorias. No serán largas ni cronológicas, sino impresiones que han marcado mi vida. Pero ya no tengo proyectos, vivo el día a día. 

¿El círculo se podría cerrar en Miranda?
Miranda para mí es una gozada, pero también es un sufrimiento porque todas las personas que he conocido, mi familia, han fallecido. Mi mundo ha desaparecido.