«Te ocupan tu casa, pero lo peor es el desamparo»

FERNÁN LABAJO
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Belinda Horrillo lleva más de un año sin poder vivir en su domicilio porque su inquilina no le paga el alquiler y se niega a abandonar el piso. Vive con su exmarido y si no fuera por sus padres tampoco podría abonar la hipoteca

«Te ocupan tu casa, pero lo peor es el desamparo» - Foto: Alberto Rodrigo

Si solo contáramos el planteamiento de la historia de Belinda Horrillo y explicáramos que lleva más de un año sin cobrar por el alquiler de una vivienda que la inquilina se niega a abandonar, probablemente el lector pensaría que este relato ya lo ha leído más veces. Cientos, seguramente. Un episodio más de los muchos que existen en Burgos y en España. Pero a veces hace falta rascar un poco, llegar al nudo para entender lo que sienten víctimas como nuestra protagonista. Esta mujer de 41 años, madre de dos hijos, está en una situación límite. La crisis de la covid-19 la tiene anclada en un ERTE interminable y con esa prestación paga a duras penas la hipoteca de un piso que ni siquiera puede disfrutar. Aunque se divorció hace años, tiene que seguir viviendo con su exmarido y si no fuera por la ayuda esporádica de sus padres probablemente no tendría nada. Ella se mantiene positiva. Casi pide perdón por sentir frustración en un momento en el que muchas personas lo están pasando mal por la pandemia. Solo quiere recuperar su vivienda y, en parte, su vida.

Todo comenzó en septiembre de 2019. Belinda quiso volver a un piso que tenía alquilado desde hacía tiempo en la calle Alejandro Yagüe, en el corazón de Gamonal. Asegura que solo dio facilidades a una inquilina que, desde el principio, no le puso las cosas fáciles. «Me dijo que no tenía donde ir, que le diera tiempo. Hicimos una prórroga para que pudiera estar hasta final de año y aceptó. Pero llegó diciembre y dejó de contestar a mis llamadas. Me bloqueó los mensajes y no podía ponerme en contacto con ella», narra mientras pasea a escasos metros de allí. Cuando finalmente consiguió contactarla, la arrendataria continuó dando largas y ya dejó entrever que no tenía intención de abandonar el domicilio. Por entonces ya llevaba cuatro meses sin ver un euro.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)