El papel lo aguanta todo.Y si no que se lo digan a los diferentes Gobiernos que han pasado por la Moncloa en las dos últimas décadas. Una cosa es lo que se consigna en cada uno de los Presupuestos Generales del Estado que se elaboran y otra radicalmente distinta es lo que finalmente se licita y acaba siendo una realidad a posteriori.

Desde 2004 los Ejecutivos han proyectado inversiones en la provincia por más de 4.000 millones de euros. Infraestructuras como la llegada del AVE a la capital y su consecuente prolongación hacia Vitoria, las autovías, la rehabilitación de edificios históricos, los avances en Justicia o la conservación de carreteras han absorbido el grueso de esos montantes económicos.

Sin embargo, y prueba de ello es el estado de muchas de esas dotaciones, en los últimos 18 años apenas se han sacado a concurso contratos por valor de 1.650 millones. De cada 10 euros que prevé gastar el Estado en Burgos tan solo 4 logran vencer a la tediosa tramitación administrativa, conseguir partida económica y salir a licitación. Otra cosa es que finalmente los trabajos lleguen a su fin y se conviertan en una realidad.

Los datos cruzados entre el Ministerio de Hacienda y los que registra mensualmente la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarios de Infraestructuras (Seopan) dejan claro el déficit en materia ejecutora con respecto a las previsiones iniciales.Uno puede conformarse con lo que recogen -o no- losPresupuestos Generales delEstado, pero lo que está claro es que el 60% de lo que se promete se queda en el cajón.

(Más información y gráficos, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)