La Fernán Armentález estrena centro para ampliar sus servicios

I.P. / Melgar de Fernamental
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La Fundación remodela el edificio que compró en 2019 en Melgar de Fernamental con despachos y varias salas para talleres, convierte la capilla en un espacio multiusos y traslada la gestión administrativa

Los usuarios del centro preparan estos días centros y adornos de Navidad. - Foto: Jesús J. Matías

Hace 6 años salían del colegio de la Sagrada Familia de Burdeos de Melgar las últimas 6 religiosas que permanecían en sus instalaciones. El histórico inmueble afronta ahora una segunda vida, no muy alejada del carácter social, educativo y asistencial que tuvo durante décadas en la villa. 

La Fundación Conde Fernán Armentález adquirió el inmueble en 2019 a la congregación y tras ejecutar un proyecto de reforma en el que participaron de forma activa 14 personas desempleadas de la comarca, en un itinerario de inserción laboral, se ha habilitado para los nuevos usos. Así, sus remozadas instalaciones acogen ya el centro de día de la Fundación, que diversifica de esa manera sus espacios para prestar los servicios sociales y realizar sus actividades y talleres con más holgura, ya que el incremento del número de usuarios ha ido dejando pequeñas las instalaciones en las que se venían desarrollando hasta ahora los diferentes proyectos.

La puesta en marcha del centro, sin embargo, no supone el cierre de las otras sedes, sino que las refuerza y complementa; así, la imprenta mantiene su actividad en la sede tradicional, donde los usuarios realizan trabajos de encuadernación e impresión, y donde en estos momentos se afanan con elaborar centros y adornos navideños y de cestería que realizan con papel de periódicos y revistas a los que dan una segunda vida y que pondrán en breve a la venta en la villa. El reciclaje es una de las facetas que se trabaja desde siempre y en la que los usuarios están muy involucrados. 

Asun Ortega (i.), directora; Raquel García, educadora; Susana Pascual, psicóloga, y Jorge Camoia, administrativo, en la vieja capilla, hoy espacio multiusos.Asun Ortega (i.), directora; Raquel García, educadora; Susana Pascual, psicóloga, y Jorge Camoia, administrativo, en la vieja capilla, hoy espacio multiusos. - Foto: Jesús J. Matías

Es en la residencia que gestiona la Fundación donde se liberan varios espacios con el traslado de la sede administrativa al nuevo centro, de tal manera, explica Asunción Ortega, directora de la Fernán Armentález, que ahora quedan varias salas disponibles para actividades de los residentes, 25 actualmente; además, la Fundación tiene 4 pisos tutelados con 17 personas.

En cuanto a las nuevas instalaciones, en la planta baja se concentran los servicios propios del centro de día, mientras que en la primera se han trasladado las oficinas administrativas y de gestión de la Fundación y los archivos. Así, ese primer piso cuenta con aula de psicoestimulación cognitiva y se ha habilitado una cocina para la realización de talleres gastronómicos, además de habilitar los despachos de la psicóloga, la educadora social y el administrativo. Por otra parte, la antigua capilla del colegio se ha transformado en un espacio multifuncional, habilitado con mesas, ordenadores y pantalla donde puedan realizarse cursos de formación y de nuevas tecnologías, además de talleres charlas, jornadas o presentaciones de proyectos.

Los usuarios del centro de día, unos 60 actualmente, entre los que viven en la residencia, los pisos tutelados y los que acuden desde sus domicilios -la Fundación hace una ruta diaria de transporte diario por varios pueblos a donde recoge a una docena de personas-, participan en todos los talleres, alternando las actividades, de tal manera que unos días asisten al taller de cocina, y otros trabajan en la huerta, la imprenta o en las aulas de psicoestimulación.

Los beneficiarios, en todo caso, son personas con distintos grados de discapacidad intelectual, pero con autonomía, recalca Asun Ortega, que añade que la Fundación no tiene recursos ni está preparado para atender, por ejemplo a personas con demencia. La directora apunta que en los últimos meses ha entrado gente joven, pero hay unos cuantos que «llevan con nosotros toda la vida», recuerda.

El edificio de la Sagrada Familia de Burdeos cuenta también con una zona de dormitorios. De momento, esas habitaciones es mantienen cerradas, puesto que la Fundación tiene cubiertas las plazas con la residencia y los pisos tutelado. En este sentido, Ortega explica que hay que guardar un equilibro entre esta población y la de la villa melgarense. «Si queremos que haya integración social y se normalice no se puede meter en un pueblo como Melgar a ciento y pico personas con discapacidad porque generaría rechazo. La integración es cuestión de números», añade la directora. Lo importante de la Fundación no es tanto el número de usuarios sino los servicios que ofrece, que en su caso, tienen un alto nivel de reconocimiento por parte de las familias y la Administración regional, como lo pone de manifiesto la procedencia de los usuarios, que no se limita a la comarca Odra-Pisuerga, sino a todas las provincias de Castilla y León.