Las tasas de los enterramientos no se incrementarán

J.M.
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La norma no consiente que se entreguen propinas a los empleados del campo santo y obliga a guardar «silencio» durante la inhumación

Las sepulturas con algún tipo de valor histórico o cultural gozarán de una especial protección. - Foto: Christian Castrillo

La portavoz del equipo de Gobierno, Nuria Barrio, asegura que la aprobación del nuevo Reglamento del Cementerio no irá acompañado de un incremento de las tasas que los ciudadanos pagan al Ayuntamiento por este servicio ni de las tarifas de las concesiones de los nichos, sepulturas, panteones, capillas y mausoleos.

Si en algo incide en repetidas ocasiones la nueva normativa elaborada por el Ayuntamiento es en recordar que los propietarios de las concesiones tienen el deber de conservar las unidades de enterramiento en adecuadas condiciones de seguridad, salubridad y ornato público.

Se reconoce en el reglamento que existen algunas construcciones, ya sean panteones, sepulturas o esculturas, que tienen una «trascendencia histórica o emblemática, artística o cultural» que hacen que «sean susceptibles de una consideración especial». Y por tanto, se apunta que «serán objeto de una singular protección» con el fin de procurar su conservación, investigación y preservarlas de su deterioro».

Desde el punto de vista más anecdótico, la norma que se ha elaborado en el Servicio de Medio y Ambiente y Sanidad recoge que «lo trabajos subalternos de inhumación se realizarán por los operarios municipales, sin que puedan aceptarse propinas o dádivas que comprometan la dignidad de estos servicios o de los empleados de las empresas concesionarias».

Respeto. El artículo 37 está reservado a lo que se consideran normas básicas de respeto y ahí se recoge que las coronas u ofrendas depositadas en los enterramientos deberán de respetarse hasta que estén descompuestas o marchitas. Será en ese momento cuando se recogerán, por razones de limpieza general, para quemarse en el propio cementerio. No se autoriza ningún aprovechamiento.

Se deja también constancia de que en los actos de inhumación «se deberá de guardar el mayor silencio posible y la debida compostura, prohibiéndose las expresiones o hechos que atenten contra la moral, las buenas creencias o cualquier clase de creencia».

Las formas, todavía importan.

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