Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Tres años

09/01/2023

Ya casi no nos acordamos de ello, entretenidos como andamos en atemperar la resaca de unos festejos navideños que hemos podido al fin disfrutar libremente, pero no parece superfluo recordar que hace solo tres años, el 9 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud informaba oficialmente de que la violenta neumonía surgida en la ciudad china de Wuhan, cuya vertiginosa propagación empezaba a causar conmoción entre la comunidad médica, estaba causada por un nuevo tipo de coronavirus. La palabreja, hasta entonces desconocida para el común, se ha integrado desde entonces en nuestro vocabulario de uso más corriente, y, aunque querríamos desterrarla de una maldita vez, lo cierto es que estos días volvemos a musitarla por lo bajo, mientras miramos de nuevo a China y nos preguntamos qué habrá de cierto en las cifras oficiales sobre el alarmante repunte de la enfermedad de marras en el país más poblado del planeta, y nos miramos de hito en hito ante la posibilidad de que la nueva ola pueda empezar a mojarnos los pies por estos lares.

No parece el momento de ponernos alarmistas en exceso, pero quizá sí resulte conveniente desempolvar todas esas lecciones que decíamos haber aprendido con la pandemia y que, según todos los indicios, hemos echado en el olvido. Quizá la más trascendente de todas ellas, y que afecta a nuestra estructura social más básica, sea que la Atención Primaria constituye la mayor garantía del derecho a la salud de los ciudadanos, y que deberíamos reforzar nuestro sistema público y defenderlo a capa y espada de unos recortes presupuestarios y otras medidas más o menos sibilinas que no hacen sino favorecer unos muy concretos intereses privados.

Nos hemos vuelto conservadores a la fuerza, así que, en un año que quizá nos depare una nueva convocatoria de elecciones generales, muchos querríamos exigir el mantenimiento de una sanidad pública de la que hasta no hace tanto nos sentíamos orgullosos, capaz de brindar una respuesta digna y solidaria ante cualquier crisis que nos pueda deparar el futuro, venga o no de la exótica China. Aunque solo sea para honrar la memoria de quienes nos abandonaron por culpa del virus y de los sanitarios de nuestro sistema público que se dejaron la piel para velar por nosotros.