Jóvenes que miran por los mayores

B.G.R.
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Tres estudiantes del Pintor Luis Sáez ganan el primer premio de Investigación de Bachillerato por un proyecto en el que analizan la relación de las TIC con laspersonas de más de 65 años

Sara Sedano (i), Daniel Romero e Irene Ruiz, en un aula del centro con la tutora Soledad García al fondo. - Foto: Valdivielso

Se sienten orgullosos de lo que han conseguido, aunque la percepción inicial no era tal y sus emociones hayan pasado por distintas fases durante este curso. Irene Ruiz, Sara Sedano y Daniel Romero, alumnos del instituto Pintor Luis Sáez, se han convertido en los 'mejores investigadores' de Bachillerato de Castilla y León por un proyecto que vela por las personas mayores en su relación con las nuevas tecnologías. Bajo el título Del vuelva usted mañana a pulse cero, han realizado un estudio exhaustivo sobre un problema que este año no ha pasado desparecido y ha saltado a los medios de comunicación gracias a  la campaña nacional Soy mayor, no idiota, iniciada por Carlos San Juan  y que ha obligado a tomar medidas al Gobierno central y a los bancos.

Mucho antes de todo esto, estos tres estudiantes del Bachillerato Investigación y Excelencia en Humanidades y Ciencias Sociales ya estaban trabajando en esta problemática. Al cursar esta modalidad, que se desarrolla en colaboración con la UBU, tienen que realizar un proyecto de investigación a partir de las propuestas que plantean los profesores universitarios. Además de la elegida, se encontraban otras sobre el modo de vida rural en el siglo XVII, el patrimonio o la argumentación en la publicidad.

Hubo un detonante que les hizo reflexionar y decidirse, y ese fue la carta de un lector a Diario de Burgos titulada ¿A quién molestamos los mayores?, en la que exponía su queja por que un organismo no le permitía realizar un trámite de forma presencial. Con el tema ya decidido desde el curso pasado, aprovecharon el verano para buscar documentación y ponerse a trabajar en cuanto comenzaran las clases en septiembre. Plantearon dos hipótesis; una, si los mayores conocían las ventajas de las nuevas tecnologías, y otra, si eran las instituciones las que no se adaptaban a sus necesidades. «El objetivo era visibilizar sus problemas y plantear soluciones», explican Irene y Sara.

Indefinición de la edad. Primero tuvieron que desarrollar un marco teórico del estudio, localizando, según explica Daniel, los estudios que había al respecto, para después pasar el trabajo de campo. Este consistía en la realización de encuestas, que comenzaron a pie de calle aunque sin excesivo éxito. Pasaron entonces a echar mano de la ayuda de profesores, familiares y amigos para remitir los cuestionarios a sus destinatarios, sumando después visitas a la Universidad de la Experiencia y entidades como la Unipec o centros de mayores. Las preguntas abarcaban desde el uso de dispositivos hasta su nivel de formación , su grado de preocupación en lo referente a la soledad o la subida de los precios o si se sentían excluidos respecto a cuestiones como la receta electrónica o la atención telemática. 

Realizaron un total 444 encuestas, a partir de las cuales procedieron al tratamiento de datos para extraer las conclusiones. Daniel asegura que una de las más claras es que «el concepto de mayor no está bien definido en lo que se refiere a la edad», descartando así la primera de las hipótesis puestas encima de la mesa: «Es un colectivo muy heterogéneo», explican, poniendo como ejemplo la diferencia que existe entre los menores y los mayores de 75 años. Los primeros se sienten más cercanos a las nuevas tecnologías, las manejan e incluso se forman para mejorar su conocimiento, mientras que los segundos son más reacios a probar.

La que sí que verificaron fue la segunda, en la que percibieron su descontento en aspectos como la atención online en los centros de salud, en las entidades financieras y en las administraciones. «Hay que buscar alternativas tanto para quienes quieren usar las TIC como no. No vale todo para todos», subrayan los tres alumnos, llamando la atención a la necesidad de que se elimine esta brecha en todos los campos. Confían en que su trabajo «se tenga en cuenta» y se muestran orgullos de haber sido los mejores de Castilla y León, después de haber superado a los compañeros de las otras ocho provincias en una fase en la que solo tuvieron cinco minutos para exponer su proyecto. 

Más allá del reconocimiento que aparecerá en su expediente y de que su nombre haya salido publicado en el Bocyl, se quedan con todo lo aprendido en este trabajo como, por ejemplo, mejorar sustancialmente su expresión oral. La tutora del proyecto, Soledad García, alaba su esfuerzo e implicación en un curso especialmente complicado como es segundo de Bachillerato y con la EBAU que afrontan estos días para poder estudiar lo que desean. Irene, Publicidad Creativa; Sara, Negocios Internacionales y Daniel, Finanzas y Contabilidad.