Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Sí, las fiestas de San Pedro

09/01/2023

Según publicó este periódico la pasada semana, la portavoz del grupo municipal popular del Ayuntamiento de Burgos, Carolina Blasco, ha pedido al alcalde una reunión para consensuar las próximas fiestas de San Pedro y San Pablo. La cosa es que, como antes de San Pedro hay elecciones municipales, tal vez el gobierno municipal que esté en las fiestas sea otro (el de los suyos) y si lo hablamos ahora nos quitamos de líos. Decimos el gobierno de los suyos y no «el suyo» porque Blasco no deja de postularse como candidata a la alcaldía pero en su partido no le hacen ni caso y está claro que lo tiene crudo.

Sea como fuere, la propuesta es interesante por varios motivos. Seamos sinceros, las fiestas de Burgos son aburridas, repetitivas, rutinarias; parece que el Ayuntamiento las organiza por compromiso, pero hace tiempo que no le mete ideas, pasión ni ganas. Es evidente que no somos el pueblo más rumboso del mundo, pero algo más podemos dar de sí. Y la oportunidad está en que, si deciden qué hacer con las fiestas todos los políticos juntos, es como si no lo decidiese nadie. Pueden experimentar, innovar y, por una vez en este territorio, a-rries-gar, y si sale mal echar la culpa a otros. Y lo tienen fácil, lo complicado es empeorar cosas como enviar las barracas al desierto como ocurrió el año pasado. 

¿Y qué se podría hacer? Muy sencillo, una fiesta de verdad, algo único que nos pusiese en el mapa. La idea es fácil: en lugar de languidecer con tonterías pseudofestivas diez días, lo suyo sería juntarlo todo en una o a lo sumo dos jornadas (lo ideal sería una sola). La pasta que, por ejemplo, se iba a emplear en seis sesiones de fuegos, fundírnosla en una, pero gloriosa; conciertos, uno solo, de órdago eso sí; una verbena gigante frente a la catedral, las barracas en el centro y hasta el amanecer, y así con todo. 24 (o a lo sumo 48) horas non stop para todos los públicos en una experiencia catárquica que los que la vivan no la olvidarán. No hay nada que perder. Como decíamos, si no resulta, la culpa es de otro y al siguiente año volvemos al bostezo habitual. Y si va bien, a apropiarse del mérito. Este tren no pasa todos los días, señores políticos. Yo me subiría.

Salud y alegría.