René Payo

Del Ayer al Hoy

René Payo


Patrimonio expatriado

24/01/2023

Hace pocos días recibí una visita en la que unas personas muy bien intencionadas me venían a proponer el inicio de acciones reivindicativas para reclamar la vuelta a Burgos de las piezas histórico-artísticas burgalesas que se conservan en el Museo Marés de Barcelona, institución que les aconsejo, encarecidamente, que visiten si no lo han hecho. Como en ocasiones anteriores en que se me ha hablado de este asunto, que se está convirtiendo en recurrente, señalé a mis interlocutores que si tuviera duda sobre la legalidad de la salida de estas obras de nuestra provincia me pondría en cabeza de la petición. Una cosa es el dolor evidente que nos produce ver estas creaciones artísticas muy lejos del lugar para el que fueron concebidas y otra que su presencia en su nuevo emplazamiento sea ilegal. Todas y cada una de estas manifestaciones salieron de nuestra provincia como consecuencia de ventas en unos tiempos, por fortuna ya lejanos, de incuria por nuestro Patrimonio, recibiendo, sin embargo, a partir de entonces, un esmerado cuidado por Frederic Marès.

Quizá, además de dolernos por este hecho, debiéramos sacar consecuencias desde el pasado para el presente. Nuestra provincia posee uno de los más excelentes conjuntos patrimoniales de España, que debido a su amplitud y a la compleja situación demográfica de nuestra tierra tiene unos graves problemas estructurales en los que la escasez de recursos destinados a su mantenimiento no es el menor. Por ello, quizá todas nuestras fuerzas y acciones reivindicativas deberían estar orientadas a su preservación y mejora. Sé que el problema no es de fácil solución, pero hay esperanzas ligadas no solo a la intervención pública, que debe seguir siendo fundamental y creciente, sino también a la involucración de la sociedad más inmediata heredera directa de estos recursos patrimoniales. Experiencias exitosas las ha habido últimamente en nuestro entorno y pueden y deben convertirse en modelo. Lo que se ama se cuida y uno de los retos es tratar de que cada comunidad local conozca, valore y se involucre en el mantenimiento y gestión de sus bienes patrimoniales como signos de identidad como ya está ocurriendo en algunas localidades. Ahí nos tendrán siempre, empujando en lo que sea menester.