Un tercio de los formados por Cáritas encuentra empleo

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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El Programa de Empleo, financiado por el Fondo Social Europeo, ofrece cursos y prácticas y contacta con las empresas para ayudar a los colectivos que tienen una más difícil inserción laboral

Ruth Escobar, Elena Martínez (NB), Irune Uriondo y Paula Florez (Carrefour) - Foto: Valdivielso

La frenética actividad de las entidades no gubernamentales a la hora de encontrar empleo a los colectivos que más dificultades presentan para su inserción laboral no solo es una tabla de salvación para muchas personas expulsadas del mercado de trabajo sino que ha dejado en mantillas hace ya tiempo a la administración regional que apenas tiene una inserción del 2%. Las ONG se mueven entre el 65% y el 80% y para ello cuentan, en muchos casos, con el apoyo de entidades supranacionales. Es el caso del Programa de Empleo de Cáritas, financiado por el Fondo Social Europeo y que el año pasado consiguió trabajo a 391 personas (muy mayoritariamente mujeres) de las 1.274 que fueron atendidas en sus áreas de información y orientación, formación y en la agencia de colocación que la entidad de la Iglesia Católica es desde el año 2014. Esas 391 consiguieron un total de 644 inserciones laborales, es decir, que en ocasiones las mismas personas tuvieron varios empleos diferentes.

Una de las fórmulas que mejor funciona para estas inserciones es la realización de cursos de formación -fueron 9 en 2021- y gracias a ellos se consiguieron puestos de operarios de producción, mozos de almacén, limpiadores, auxiliares de servicios, ajustadores especialistas obreros, carretilleros, gerocultores, dependientes, camareros, ayudantes de cocina, cuidadoras a domicilio y empleadas de hogar. Y esto significa tener ingresos con una cierta regularidad para personas que o llevaban mucho tiempo en el paro o habían sido despedidas por la crisis de la covid.

Nacho García, responsable del servicio de Intermediación Laboral, explica que la clave de estos resultados tan positivos está en las prácticas que muchas empresas de la provincia ofrecen a los cursillistas, de las que en no pocas ocasiones surge un trabajo por un tiempo. "Tenemos muy buena relación con muchas empresas, que ya nos conocen y saben cómo trabajamos, de manera que cuando necesitan a una persona para un determinado puesto nos llaman", explica.

Un par de ejemplos de la dinámica que se establece entre la organización católica, las personas en desempleo y las empresas que aceptan prácticas y posteriormente ofrecen un puesto de trabajo son Ruth María Escobar, de 41 años, e Irune Uriondo, de 48. La primera, colombiana de origen cuya madre está asentada en Burgos desde hace muchos años, es auxiliar de veterinaria y técnica agropecuaria de formación pero la lentitud para homologar sus títulos en España y su necesidad de encontrar un empleo le hicieron incorporarse de buen grado al curso de Cáritas de limpieza de superficies y manipulación de alimentos: "La experiencia fue muy buena y la mayor parte de las horas fueron prácticas porque aunque parece que, en principio, todo el mundo sabe limpiar allí te enseñan de otra forma. Fue estupendo, además, porque el trato con el profesor era magnífico, él fue uno más todo el tiempo".

El siguiente paso fueron las prácticas. Nada menos que 80 horas, que realizó en la empresa NB de limpieza, higiene ambiental y multiservicios para comunidades. "Me seleccionaron allí y lo primero que hice fue la limpieza de fin de obra de una residencia, luego fui a un gimnasio y más tarde a El Plantío, que lo conocí al derecho y al revés. Fue un equipo muy bueno, nadie me juzgó por ser extranjera, no tuve ningún problema y las tutoras trabajaban igual que nosotros y dentro de mi grupo fui afortunada porque encontré un empleo".

Elena Martínez Cob, responsable de contratación de NB, explicó que llevan un tiempo colaborando con Cáritas: "Les damos a sus alumnos la posibilidad de hacer prácticas y siempre que sea posible y que haya un puesto libre que se ajuste a sus necesidades se lo ofrecemos. La entidad nos da confianza porque les conocemos hace años desde que se pusieron en contacto con nosotros para proponernos esta colaboración que siempre ha sido muy satisfactoria".

Lo que les llamó la atención del curriculum de Ruth fue que tenía experiencia como técnica agropecuaria (trabajó en una cooperativa en Brasil con una beca) en el abordaje de plagas, que es un departamento que también tiene NB, "por lo que se le podían abrir oportunidades en la realización de diferentes funciones". Tras las prácticas se incorporó a trabajar hasta que cogió covid y ahora, siempre que ella tiene disponibilidad y puede compaginarlo con su trabajo como cuidadora de niños, se incorpora a la empresa. "La hemos ofrecido alguna cosa suelta cerca de su casa porque es difícil que un cliente nos ofrezca una jornada completa de limpieza y siempre que le encaja contamos con ella".

La responsable de contratación de NB afirma que, además del curriculum, lo que se tiene en cuenta es la actitud del trabajador: "No nos importa enseñar, el conocimiento se lo damos nosotros, pero es importantísimo que tenga una actitud buena y proactiva".

Ruth Escobar sabe de lo que habla Elena porque lo ha aprendido en el curso: "En un trabajo te vas a encontrar a todo tipo de personas y de actividades y hay que encajarlas de la mejor forma posible. La actitud y las buenas relaciones cuentan mucho, a mí me gusta trabajar allí porque siempre he encontrado muy buen ambiente".

A Irune Uriondo, que había trabajado en comercio, hostelería y limpieza, le apeteció cambiar y se apuntó al curso de carretillero/mozo de almacén. "Cuando la anterior crisis fue la primera vez que contacté con Cáritas de forma puntual porque no había trabajo en casa y me dieron la oportunidad de colocarme en la caja de una gran superficie y ahí estuve tres años. Aunque luego volví a la hostelería, me gustó aquella experiencia y cuando llegó la pandemia y volvimos al 'punto cero' volví a contactar con ellos y me animé a hacer el curso porque todo lo que fuera ampliar el curriculum y acercarme al mundo de las grandes superficies me interesaba. Y empecé las prácticas en Carrefour donde aprendí muchísimo".

Cuando esta fase terminó se dio la circunstancia de que había un puesto vacante aunque en otra sección diferente a la que estaba adscrita durante las prácticas e Irune se quedó: "Fue en la panadería y dije inmediatamente que sí porque era un conocimiento más que incorporaba y la experiencia ha sido estupenda".

Paula Flórez Macía, responsable de Recursos Humanos de Carrefour en Burgos y Palencia, explica que la relación con Cáritas viene de largo y se funda en la confianza y el prestigio de esta entidad: "La gente que nos ha enviado en prácticas, como es el caso de Irune, siempre han resultado ser trabajadores excelentes. Cuando terminó sus prácticas en el almacén había un hueco en la panadería y allí cumplió todas nuestra expectativas haciendo un trabajo impecable".

LA EDAD NO ES OBSTÁCULO. Tanto ella como Elena Martínez Cob explican que la edad no es un problema para aceptar a trabajadores -esta semana pasada se ha sabido que el colectivo con más dificultades para recuperar el empleo después de los despidos vinculados a la pandemia es el de los mayores de 55 años- y que, de hecho, prefieren a gente de una cierta edad antes que los más jóvenes. Nacho García, de Cáritas, añade que esto ha cambiado mucho con respecto a hace algunos años: "Antes siempre se buscaba gente joven en todo, pero ¿qué ha pasado? que estas personas se suelen marchar en cuanto pueden a otro sector, aquí en Burgos, sobre todo a la industria, o que directamente no tienen el compromiso que se busca".

En este sentido, Flórez reconoce que el comercio es duro porque se trabaja seis días y porque en ocasiones requiere un esfuerzo físico "y si no hay compromiso casi es comprensible que se vayan y alguien que tiene 24 años pues es más fácil que lo haga".