El paracaidista de Río Vena: "Al saltar me siento vivo"

Fernán Labajo
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Lo hace por diversión, pero no deja nada a la improvisación. El enigmático saltador de Río Vena, cuyo vídeo se ha difundido en toda España, lleva 10 años practicando deporte extremo en altura. Para él, es una forma de vida

El paracaidista y aventurero extremo de Río Vena. - Foto: DB

La primera vez que pisó el suelo después de saltar en tándem desde un avión, Saúl (nombre ficticio) supo que quería seguir volando el resto de su vida. Lo que no imaginó en ningún momento es que un vídeo suyo flotando por el aire tras lanzarse desde un edificio de la calle Comuneros de Castilla se difundiría por toda España e, incluso, saldría en informativos de televisión de todo el país. Son 54 segundos que en menos de una hora estaban en todos los móviles de los burgaleses y, por supuesto, no tardaron en salir de la ciudad y la provincia. Todos quisieron saber desde un principio quién era el enigmático ‘paracaidista’ que sobrevoló el cielo de la capital. Él no quiere fama, pero tampoco que le juzguen sin conocer el deporte que practica, el cual, matiza, no es paracaidismo. No sabe muy bien por qué lo hace, simplemente lo siente. Es para él una forma de vida.

Saúl sí empezó como paracaidista hace 11 años lanzándose desde aviones, pero no fue hasta 2015 cuando descubrió su verdadera pasión: el salto BASE. Lo hace como afición, pues su oficio es el de transportista internacional. «Es un deporte muy caro y trabajo muy duro para poder pagarme las expediciones y el material», recalca. La modalidad es una de las más peligrosas del deporte extremo, pero está muy poco reconocida, y se practica en viaductos, montañas y edificios. El que realizó esta semana en Río Vena se denomina ‘statics’ y antes de lanzarse al vacío estudió muy bien todas las circunstancias, desde la zona de aterrizaje, la altura o el viento. «La mayoría de las veces no es posible saltar porque todas las condiciones tienen que ser óptimas. Minimizamos todos los riesgos posibles», insiste. También renuncia a hacerlo si no puede acceder a la zona desde la que va lanzarse.

El salto que corrió como la espuma por las redes sociales el miércoles lo realizó esta misma semana desde el número 1 de Comuneros de Castilla. Subió hasta el piso 15 y desde una ventana antisuicidios (y no desde la azotea como en un principio pensaban los vecinos) se lanzó hasta aterrizar, 20 segundos después, en la calzada de la calle Batalla de Villalar. El recorrido son 43 metros de impacto con el suelo. No fue el único que ha materializado en los últimos días, sino que llevó a cabo otro en el barrio del G-3, aunque no lo publicó. Sí que colgó en internet un salto desde una grúa en esta misma zona de la ciudad el mes de marzo. «¿Por qué lo hacemos? Es una buena pregunta. Solo nosotros lo sabemos. La explicación más lógica es que lo llevamos dentro, lo sentimos. Yo me siento vivo», puntualiza.

Sus redes sociales están llenas de vídeos y fotos de saltos espectaculares, tanto en zonas montañosas como en áreas urbanas, aunque en la mayoría de ellas no se reconoce ningún lugar conocido de la capital burgalesa. «No me siento más especial por lanzarme desde un lugar de la naturaleza o desde un edificio, no tengo por qué elegir. Para mí es  el mismo sentimiento», subraya Saúl.

Insiste una y otra vez en que los que realizan este deporte no son delincuentes ni tampoco están locos. Se muestra dolido porque en algunos medios le hayan calificado de «inconsciente», porque para poder practicar el salto BASE hay que estar muy preparado. Por otro lado, advierte de que nunca ha roto nada ni ha perjudicado a ninguna persona para lanzarse desde lo alto de un edificio.

Fuentes de la Policía Nacional y también de la Local reconocen que, aunque es peligroso, lo que se muestra en el vídeo difundido por redes sociales, en principio, no es punible ni tampoco tiene por qué  conllevar ninguna sanción económica. «Disfruto mucho cada salto y cuanto más alto vuelo más lo hago. Los que he hecho en Burgos han sido especiales por la satisfacción de hacerlo en casa, en mi ciudad», afirma, aunque también avisa: «No se van a volver a repetir».

Esta decisión ya la tenía tomada desde antes incluso de conocer la repercusión que han tenido las imágenes en toda España, aunque reconoce que ha sido del todo inesperada y que algo también ha podido influir. Lo cierto es que ahora va a centrarse en otro tipo de saltos, en la montaña y desde una altura mucho más alta. «Seguir practicando este deporte y grabarlo es la mejor manera de reivindicarlo, de darlo a conocer porque está muy poco valorado y solo los que tienen sponsor viven de ello», concluye.