La climatología extrema que azota la Península Ibérica ha influido de forma muy negativa en el sector de la agricultura en Miranda. En la Cooperativa Virgen de Altamira, que agrupa a varios productores del entorno de la ciudad, calculan que «cómo mínimo» la producción ha descendido en solo un año entre un 30% y un 35%. Según explica uno de los integrantes de este colectivo, Roberto Valdivielso, la clave para tener estos malos resultados ocurrió en primavera. «El calor que hizo en el mes de mayo terminó por machacarlo», recuerda. Ahora, con el grano ya recogido prácticamente en su totalidad, solo tiene una palabra para describir el 2022: «desastre».

A parte de las altas temperaturas, la escasez de agua también ha perjudicado su recolecta de trigo y cebada. «Venía un año espectacular, muy bueno, pero ese calor en primavera y que dejara de llover lo estropearon», remarca Valdivielso. «Si no llega a venir bueno…», reflexiona el agricultor en referencia a que los datos podrían haber caído en mayor medida

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