Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


Nueve meses después...

26/07/2021

Hetero. Carnívoro. Más de margarina privada que de mantequilla pública. Seguidor de José Tomás desde el armario. Practicante del precepto del domingo. Hombre. Presunto acosador. Liberal. Presunto fascista. Conductor. Presunto bicicida. Habitual de la bolsa de plástico de los supermercados. Poco amigo de las que cobran cada vez que hacen una papada a la padre matria. Y además del Atleti. Sí. Soy carne de purga. Lo sé. Lo peor, que dice mi alumnado. Desecho de tienta, añado yo. Por si fuera poco mi sistema inmunitario no ayuda. Yoga. Pilates. CrossFit. Stretching. Zumba. Capoeira. Segrego agrupaciones de bultos seborreicos en las ingles con sólo pensar en envasarme las nalgas en una malla fardahuevos. Culo con culo. Pelo con pelo. Prepucio a la vista. Escroto ventilado. Sudor en la calva. Toalla en el hombro. Hasta padezco episodios de ansiedad si imagino el momento de quedarme en pelotas en la antesala de la ducha del vestuario compartido de un gimnasio exclusivo para gente de mi edad y condición sexual. Y para colmo, la maldita terminación que me persigue. ¡E...! ¡R...! Youtuber. Influencer. Instagrammer. Rapper. Lo que me gustaría y no me deja el presente. ¡Cadáver...! Lo que el futuro garantiza que seré. 

Menos mal que esta semana se me ha levantado por fin. Hablo de mi autoestima. No sean malos hoy también. Ya no soy un proscrito. Ea. Todo lo contrario. Ciudadano redimido. Y con opción a premio en el nuevo orden mundial. Y es que el príncipe Harry y Meghan Markie han sido galardonados por su decisión de no tener más hijos. Quinientas libras de vellón. Ahí es nada. El más especial de los reconocimientos anuales de Population Matters. Una especie de Icomos dedicada a explicar lo negativo que es para el medio ambiente el impacto que producen las crías de homo sapiens. 
Así que sí. Estoy tremendo. Casi tan crocanti como Greta Thunberg. Soy medioambientalmente ejemplar. Ni hijos. Ni hijas. Ni hijes. Cero descendencia. Cero coste climático. Cero euros al sistema de pensiones. Y, lo más importante, cero residuos. Se acabaron las fugas contaminantes de placenta. Sí. Qué asco. Esa anatomía que exuda el útero materno que delinque. Depredadores de pañales. Que cagan y mean. Nueve meses después...