Una vida de 100 años para el Vichy español

Ó.C.
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El balneario de Sobrón y Soportilla empezó a funcionar en 1858 y tras la Guerra Civil inició una decadencia hasta su abandono

Recorte publicitario de la aguas que comercializaban de los manantiales.

El presidente de la Junta Administrativa de Sobrón, Javier Nieva, recuerda que era «el balneario de los ricos», aunque solo queda en el recuerdo y en forma de fotografías colgadas en el bar del hotel que regenta. El relato del lugar conocido como el Vichy Español se escribe en menos de cien años, un tiempo en el que se desarrolló el balneario de Sobrón y Soportilla, porque el complejo contaba con dos manantiales, uno en Álava y otro en Burgos, en el municipio de Bozoó en la margen derecha del Ebro, donde todavía existe la cueva en la que extraían el agua.

En la parte izquierda del río, en la vertiente alavesa, estaban todos los edificios del balneario en el que explotaban las bondades del agua para multitud de dolencias, por lo que fue declarada de utilidad pública en 1864. El primer inmueble se construyó gracias a la Diputación de Álava en 1858 y el proyecto pronto pasó a manos privadas para embotellar y vender por España y América aquel líquido con propiedades medicinales.

El investigador mirandés José González Grijalba explica que «realmente el balneario abre diez años después del primer edificio», pero poco a poco empiezan una serie de ampliaciones sobre todo hasta 1882, cuando ya llegó a tener varios hoteles e incluso un casino, que estaban comunicados por una galería sobre la carretera.

Nieva indica que el desarrollo también llegó por el ferrocarril de Miranda y con documentación evidencia que desde la ciudad, con los primeros automóviles, tardaban 40 minutos en recorrer menos de veinte kilómetros. En aquella época también vendían el agua «a un precio de 20 pesetas las 24 botellas», y por cada ducha los turistas pagaban dos pesetas.

El coleccionista Alberto Otal también guarda material gráfico del Vichy Español y en la documentación, se relata que por el manantial de Sobrón manaban 144 litros por minuto a una temperatura de 20 grados y 218 en el de Soportilla que salía un poco más caliente. Ambos se comunicaron en 1901 por el puente blando derribado en 2016. Este fue uno de los últimos elementos en pie de un pasado glorioso que se vio truncado por la Guerra Civil, que detuvo la actividad. En la década de 1950, el balneario se convirtió en destino de verano para familias del Sindicato Vertical y a la muerte de Franco el abandono fue total.