Caderechas atrae a jóvenes como temporeros para coger cereza

S.F.L.
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La excepcional campaña de este año, en la que se alcanzarán los 500.000 kilos, acabará en 3 semanas

Caderechas atrae a jóvenes como temporeros para coger cereza - Foto: S.F.L.

La actual campaña de recogida de cereza en el Valle de Caderechas quedará en el recuerdo de los fruticultores como una de las «mejores de la última década» y en la que han contado con más mano de obra de jóvenes desempleados o estudiantes, que han visto en el campo la oportunidad perfecta para ganar un dinero.  

La campaña de recogida se adelantó dos semanas con respecto a otros años como consecuencia de las altas temperaturas registradas en primavera, y algunos productores comenzaron a llenar los baldes de fruta a finales del mes de mayo, un hecho bastante atípico que generó que las contrataciones de personal se realizaran antes de los previsto. 

Después de varias anualidades prescindiendo de empleados, Rodrigo Saiz y sus hermanos se vieron en la tesitura de que tenían «muchísima fruta» que no podrían recoger solo ellos, ya que cada uno trabaja y reside en un lugar. Tras anunciarlo e interesarse un grupo importante de personas, finalmente contrataron a cinco, tres de ellos jóvenes que dejaron de estudiar hace tiempo y se encontraban en búsqueda activa de trabajo. 

Jenifer, Pablo Manuel y Codi, de 19, 18 y 21 años respectivamente, repiten por segundo año consecutivo como temporeros de la cereza. Si bien, en esta ocasión han cambiado de jefes y se dedican a la recolección por el entorno de Salas de Bureba, muy castigado en campañas anteriores. Viven en Briviesca y Miranda de Ebro y de lunes a viernes su despertador suena a las 5 de la madrugada avisando que los cerezos les esperan. A excepción de las jornadas extremas de calor, aseguran que «el sol es soportable porque acaban relativamente temprano de trabajar». 

Para hacer más amena la jornada el altavoz cuelga de la rama de un cerezo al igual que los baldes, y entre cánticos y palmas, los jóvenes sacan el trabajo adelante. Saiz, que ha montado junto a sus hermanos la sociedad Cobafruit, manifiesta que «a pesar de que hay tanta cereza por esta zona, el mercado está raro y las ventas no salen como se esperaba», añade.

El presidente de la Asociación de Productores y Comerciantes de las Caderechas, Juan José Gandía, mantiene más o menos su plantilla de empleados como en otras campañas, y a lo largo de este verano diez le ayudarán a recolectar todo el fruto rojo que han dado sus árboles en Salas y Rucandio. Entre ellos se encuentra Diego, el más joven del equipo, burgalés y estudiante de Magisterio que ha cambiado la piscina y la playa estas semanas por las fincas del Valle. Manifiesta que «el trabajo está bien pagado, el esfuerzo es grande pero llevadero y el dinero que saque me vendrá fenomenal para pasar el verano y el resto del año».

A estas alturas, Gandía asegura que todavía quedan semanas para acabar de recoger toda la fruta y que la campaña terminará a finales de agosto. Hasta entonces, los más jóvenes continuarán acudiendo al campo «encantados» a ganarse el jornal. Todos muestran su agradecimiento a sus jefes y tienen claro que si el próximo año no trabajan, regresarán al Valle.

Daños. Los productores de la Marca de Garantía aspiran a recolectar y certificar unos 200.000 kilos, mientras que en el Valle la producción alcanzará en total las 500 toneladas. Sin embargo, la ola de calor que azotó la zona hace días -alcanzando los 42 grados- ha perjudicado a las cerezas que se encontraban en proceso de maduración, dejándolas muy arrugadas. Las que estaban más verdes se han quedado pequeñas pero «ricas de sabor».

Solo la mitad de productores que en 2021 vende fruto rojo a Helios.

El número de productores del Valle de Caderechas que durante esta campaña ha vendido cerezas al grupo conservero Helios se ha reducido drásticamente en el último año, descendiendo de los 43 que entregaron su producto en 2021 en los almacenes de la cooperativa de Oña, encargada de la gestión e intermediación, a 25. La empresa paga 69 céntimos de euro por kilo recolectado, una cantidad que según los fruticultores de la zona «no compensa con el tiempo invertido y no sale rentable sacar adelante el trabajo y los costes».  

El presidente de la cooperativa, José Ángel Acebes, declara que se han «recolectado en común» unas 30 toneladas -10 menos que en la pasada campaña- de la denominada fresona, una especie de cereza blanca autóctona del Valle con la que la empresa elabora mermeladas y confituras. El fruto se transporta en camiones desde la villa condal y Herrera hasta Valladolid, donde se somete a un proceso de confitado y envasado que dura casi una semana. El destino final de las cerezas es adornar y dar sabor a postres, pastas y mermeladas. 

Hasta este miércoles, cuatro jóvenes de entre 17 y 22 se han encargado de atender a los productores, pesar la fruta y almacenarla para después trasladarla hasta el camión. Guzmán, David, Alejandro y Martín decidieron ocupar su tiempo libre para «sacar un dinerillo extra en verano» pero se lamentan de que, en esta ocasión, «han traído pocas cerezas».