Medio año de silencio

SPC
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El Rey Emérito cumple seis meses alejado de los focos tras protagonizar una mediática y única visita a España el pasado mes de mayo, después de su decisión de establecer su residencia temporal en Abu Dabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos

Medio año de silencio - Foto: Lavandeira Jr.

Sanxenxo marcó un antes y un después. La visita que el Rey Emérito hizo a España hace seis meses estableció una clara línea divisoria en su forma de vivir su salida del país para residir en Emiratos Árabes Unidos (EAU), ya que si antes era frecuente que hiciera públicas sus ganas de regresar a través de su círculo más íntimo, desde su paso por la localidad gallega y luego por el Palacio de la Zarzuela se ha autoimpuesto la ley del silencio.

Don Juan Carlos regresó a Abu Dabi, donde ha instalado por el momento su residencia permanente, el pasado 24 de mayo con la previsión de regresar en menos de un mes a España para asistir nuevamente a una regata, pero esa visita no se produjo y desde entonces tampoco ha trascendido en ningún momento que tenga intención de regresar otra vez.

Ni siquiera en las últimas semanas y ante la proximidad de una fecha señalada como la Navidad, máxime cuando en años anteriores, sobre todo en 2020, meses después de trasladarse en agosto a los Emiratos, hizo saber por activa y por pasiva de su deseo de poder pasar las fiestas con su familia.

Aunque desde la Casa del Rey no han querido en ningún momento entrar en detalles sobre lo discutido entre Felipe VI y su progenitor en el encuentro privado que mantuvieron aquel 24 de mayo en Zarzuela, parece que el mensaje que le hijo llegar el ahora Monarca ha calado en Don Juan Carlos.

Entonces, Zarzuela indicó que ambos habían tenido ocasión de abordar «cuestiones familiares, así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española» desde que el Emérito se trasladó al país árabe.

En su comunicado, al término de 11 horas de visita, la Casa del Rey dejó traslucir su deseo de que la primera visita de Don Juan Carlos a España hubiese transcurrido de manera más discreta. 

Desde que aterrizó en Vigo, durante toda su estancia en Sanxenxo para disfrutar del mar y antes de viajar a Madrid, le siguió siempre una auténtica multitud de medios y todos sus movimientos fueron objeto de gran interés también entre los ciudadanos.

Así, le recordaron que en su carta a Felipe VI de marzo, en la que le trasladó su voluntad de poder viajar puntualmente a España, le había informado de su decisión «de organizar su vida personal y su lugar de residencia en ámbitos de carácter privado» cuando regresara con vistas a poder seguir disfrutando «de la mayor privacidad posible», repitiendo palabra por palabra el contenido de la misiva.

Perfil bajo

Desde entonces, el que fuera Rey durante casi cuatro décadas ha mantenido un perfil mucho más bajo del que tuvo en su primera etapa en Emiratos, donde tiene como anfitrión al ahora presidente del país, Mohamed bin Zayed, y no se ha dejado ver en público, salvo en una única ocasión.

Esta no fue otra que el funeral de la reina Isabel II. El Soberano español fue invitado por la Casa Real británica en su calidad de antiguo jefe de Estado y no declinó la invitación, dado que él y la fallecida eran tataranietos de la reina Victoria de Inglaterra, como también lo es Doña Sofía y lo era el Duque de Edimburgo.

El Emérito se trasladó a Londres por sus propios medios, mientras que Felipe VI y la Reina Letizia, al igual que la Reina Sofía, viajaron en un avión oficial. Una vez allí, padre e hijo volvieron a coincidir, aunque sin presencia de la prensa, durante la recepción que ofreció Carlos III en el Palacio de Buckingham la tarde previa al funeral, el 18 de septiembre. En dicho acto también estuvieron Doña Letizia y Doña Sofía. La gran sorpresa fue que los Reyes fueran sentados junto a los Eméritos en el funeral que se celebró en la Abadía de Westminster, después de que se hubiera dado por hecho de que ambos estarían separados, puesto que Don Felipe era un jefe de Estado.

Sin embargo, la Casa Real británica hizo imperar la consanguinidad y ubicó a ambos matrimonios juntos, con Doña Letizia sentada entre el Rey y su padre. No obstante, ambas parejas llegaron y se marcharon de la iglesia por separado y en las imágenes de la ceremonia no se vio que intercambiaran impresiones, como sí hizo Don Juan Carlos con Doña Sofía.

Pese a la apuesta del Emérito por mantener el foco alejado de su persona, con toda seguridad por su interés en apoyar siempre a la Casa Real y propiciar en algún momento su retorno a España (aunque sea de forma puntual, como él mismo escribió en su misiva), su nombre ha vuelto a cobrar un mayor protagonismo en las últimas semanas con motivo de un podcast, Corinna y el Rey, en el que la que fuera su amiga íntima cuenta distintos momentos de su vida.

El proyecto, que está compuesto por ocho capítulos de los que ya se han publicado cuatro y cuyos productores han asegurado no tener nada que ver con la aristócrata, generó cierta polémica, ya que salió a la luz en vísperas de una nueva audiencia en el tribunal de Londres por la demanda civil interpuesta por Corinna. 

En dicha vista, celebrada el 8 de noviembre, los abogados del Emérito presentaron los argumentos por los que consideran que debe revocarse la decisión inicial del juez Mathew Nicklin de no reconocer inmunidad ninguna al Monarca.