Un estanquero mirandés ayuda a encarcelar a un atracador

ARSENIO BESGA
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El delincuente amenazó al comerciante con un arma simulada. «Reaccioné cuando me dio el tortazo, me lancé a por él y lo empotré», explica el mirandés, cuya valentía sirvió para destapar la identidad del agresor

La puerta del negocio asaltado, alejada apenas unos metros del cuartel de la Guardia Civil. - Foto: A.B.

La Policía ha capturado a un varón de 37 años que había asaltado un estanco en Miranda. El hombre entró con un arma simulada al comercio de la calle Álava, encañonó al propietario y le golpeó. «Estuvimos un rato peleando», explica la víctima. Según los agentes, el sujeto habría cometido un acto «similar» hace meses y ahora se halla en prisión. Inicialmente creían que el robo ascendía a 1.400 euros, aunque el asaltado reconoce que «no pudo hacer la cuenta y fue algo menos».

«No me lo esperaba», recuerda el estanquero. «Entró a toda pastilla, se puso a mi lado y me quedé un poco parado», relata. El asaltante «encañonó» al tendero y le propinó un golpe. «Reaccioné cuando me dio el tortazo», dice. «Me lancé a por él y lo empotré, pero como era más grande que yo, me empujó y me tiró al suelo», añade.

La valentía del empresario ha servido para que la Policía encuentre al ladrón. «Iba cubierto, le detuvieron porque le quité las gafas y el gorro», sostiene el mirandés. «Gracias a eso le grabaron las cámaras, si no se va de rositas», cuenta.

Los hechos ocurrieron la mañana del 24 de diciembre. «No me lo creía, en Nochebuena a las 12 del mediodía», reflexiona aún sorprendida la víctima. Los investigadores dieron con el criminal cuatro jornadas después. La imagen de las cámaras esclareció sus sospechas, que ya recaían sobre el sujeto detenido. El acusado había cometido otro acto muy parecido con un táser unos meses antes.

Al entrar en el domicilio del detenido encontraron el arma de fuego simulada y la ropa del asalto. Los agentes tuvieron que ampliar el «mandamiento de registro» porque hallaron 119 gramos de un polvo blanco. Finalmente el producto era cafeína, un material empleado para cortar cocaína. Además, una de las habitaciones del piso estaba preparada para albergar toda una plantación de marihuana. «Los vecinos dicen que anda metido en cosas de estas siempre», explica el estanquero. 

Lo que más le fastidió «fue que le dio el tortazo y luego no pudo comer bien el cordero». A fin de cuentas, el seguro cubre «todo» y los daños materiales no resultaron muy amplios. Eso sí, el dueño del local comenta que «tenía ganas de terminar el 2021». Su negocio estuvo rodeado por el agua hace unas semanas, cuando el Ebro se desbordó, y ahora lo han asaltado. «A poco que sea, el 2022 será mejor», dice con ironía el propietario.