El servicio de Epidemiología de la Junta asume también atención directa de pacientes; en concreto, de quienes necesitan una vacuna no incluida en el calendario oficial de Castilla y León porque van a viajar a un país en el que hay riesgo de contagio de enfermedades erradicadas o inexistentes en España. «Hay gente que viaja todos los años y a los que casi conocemos por nombre y apellidos», dicen.

Antes de la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2 llegaron a administrar vacunas para viajar o trabajar en el extranjero a 2.000 burgaleses; una cifra que cayó en picado en el 2020 y el 2021, por la imposibilidad de cruzar la frontera de numerosos países, pero que se ha empezado a recuperar este año. De hecho, según datos oficiales facilitados este miércoles, hasta este momento se ha vacunado a 1.400 viajeros internacionales.

Todo el equipo explica que lo más habitual es administrar la vacuna frente a la fiebre amarilla (con incidencia elevada en buena parte de África y América del Sur), frente a la hepatitis A (para quienes viajan a zonas con condiciones higiénico-sanitarias precarias) o frente a la meningitis y la rabia (por ejemplo, a cooperantes que van a pasar más de un mes en territorios con riesgo de este tipo de enfermedades).

Murciélagos. La rabia es una patología olvidada en España, pero frente a la que se sigue vacunando. Y más que por el riesgo de que la transmita un perro, por las mordeduras de murciélago. «Es una enfermedad que mata al 100% de los infectados si no se vacunan y a ninguno si sí lo hacen», apunta Yáñez.

Más allá de la vacunación de viajeros, en la sección de Epidemiología también asumen la protección de personas con perfiles de riesgo o la recaptación de niños que no se han puesto las vacunas incluidas en el calendario cuando correspondía. Para ello, se coordinan con Atención Primaria.