Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Un puñado de Señorías, víctimas de la 'inocentada'

28/12/2021

Ya sé, ya, que las inocentadas se han pasado de moda, yo diría que afortunadamente: a veces las bromas eran demasiado pesadas, sin sentido del humor. Pero nuestro Legislativo, es decir, quienes lo pueblan, no parece haberse enterado del todo. Solo así se explica que este 28 de diciembre se vaya a celebrar un pleno parlamentario en la Cámara Baja para dar el aprobado definitivo a los Presupuestos.

Las cuentas generales del Estado fueron sorpresivamente devueltas la pasada semana desde el Senado por una enmienda de última hora de Compromís, pidiendo una partida de 1'6 millones de euros para promocionar las lenguas regionales. Acudirán este martes a arreglar el entuerto los diputados, desesperados por esta interrupción de sus vacaciones... Los que acudan, claro. Que van a ser muy pocos. "Inocente, inocente" les dirán, desde sus refugios vacacionales, los ausentes a los presentes.

Cierto que al menos medio centenar de Señorías se encuentra bajo los efectos, dicen, del virus. En cama o confinados; afortunadamente ninguno, que se sepa, hospitalizado. Solamente ese hecho debería haber obligado a dejar aprobados, como fuese, los Presupuestos la pasada semana, tramitando de urgencia esa 'absurda' -dicen fuentes de los otros grupos, conste, no yo- enmienda de la formación valenciana.

Pero el espectáculo -bastante caro, por cierto- de la sesión plenaria celebrada casi en las últimas horas del año es una plasmación de lo irregular que se ha vuelto nuestra política. El mismo Legislativo que ostenta un récord de vacaciones parlamentarias, reuniéndose, bajo mínimos -he leído que asistirá presencialmente apenas un diez por ciento de los diputados-, para aprobar unos Presupuestos, 'suspendidos' con alevosía a última hora en el inoperante Senado por una enmienda de importancia secundaria. Que, por cierto, fácilmente podría haberse tramitado con mucha anterioridad y menor oportunismo.

El espectáculo, con los escaños vacíos, va a superar seguramente las más desoladoras imágenes de absentismo registrado en otras sesiones. Esta vez, se podrá achacar oficialmente al virus, quizá no sin una parte -no la principal- de razón. Pero eso no excluye el pecado original: el absurdo de tener que soportar la 'inocentada' de abrir en estas fechas la Cámara con sus funcionarios a punto, celebrar una sesión casi de trámite -todo el mundo conoce el resultado-, sin el menor interés para nadie, con el hemiciclo vacío y con la actualidad política circulando por muy distintos senderos. Entre otros, el penúltimo Consejo de Ministros del año, que se celebra este martes en paralelo al pleno congresual.

Malo es minimizar de este modo una vida parlamentaria que, de todas formas, no está siendo demasiado activa, y ya digo que Covid no es la palabra que ha de cargar con la mayor parte de la responsabilidad. El Parlamento es el arquitrabe de una democracia y su buen funcionamiento es signo de la buena salud democrática de una nación. Lo que no quisiera ver más es la desolación del Parlamento, vacío de padres de la patria, abordando, por puro formalismo leguleyo, cuestiones que ya han dejado de ser actualidad y de importar en lo más mínimo a la ciudadanía porque ya están sentenciadas. En fin, que, entre unas cosas y otras, este colofón se compadece bien con lo que ha sido una vida parlamentaria al menos deficiente durante este 2021 que se nos ha ido... con una inocentada final.