Los deportistas se suelen agarrar al tópico de que todas las victorias valen lo mismo sin importar el adversario que haya enfrente. Son afirmaciones que tienen su parte de verdad, pero que ocultan el valor doble de algunos partidos, sobre todo cuando la igualdad es máxima en el tramo decisivo de la temporada. Los duelos entre rivales directos cobran en estos momentos más importancia que nunca, pues pueden marcar la diferencia entre la vida o la muerte, el éxito o el fracaso, la salvación o el descenso.
El Hereda San Pablo se encuentra en esa delgada línea que separa la supervivencia en la Liga Endesa del regreso a la LEB Oro. Cada detalle en esta ajustada batalla es vital, de ahí que la derrota ante el Monbus Obradoiro doliera tanto y que el choque del próximo domingo en Andorra tenga tintes dramáticos. Esos compromisos ante adversarios directos no solo suman un triunfo más a su casillero, sino que pueden resultar determinantes en el caso de empate a victorias a la conclusión de la campaña.
(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)