El coordinador del VIII Informe FOESSA, Guillermo Fernández Maillo, ha presentado esta mañana los resultados de este estudio en lo que afecta a la Comunidad Autónoma.

En su resumen el sociólogo ha destacado que la exclusión social se ha enquistado en la región, donde hay 368.000 personas (el 15% de la población) en esa situación. Es lo que llaman 'sociedad estancada' porque desde 2013 la exclusión solo se ha reducido un 7,5%, mientras que en el conjunto de España el descenso es de casi el 30%. La bonanza aquí ha impactado con menor intensidad en esta población.

Otro dato es que dentro de la exclusión social existe un grupo especialmente vulnerable afectado por la acumulación de problemas. Son 214.000 personas en situación de exclusión severa. El dato, que en el 2013 representaba al 5% de la población, es hoy de más del 9%.

Mención aparte, asegura el informe, merece la desigualdad, que es la distancia entre los ciudadanos entendida no solo en el aspecto económico, sino también respecto al nivel educativo, sanitario o de vivienda. Castilla y León en este tema presenta el segundo peor dato del país, solo después de Cantabria. Eso significa que la población en exclusión social está aquí muy alejada del conjunto de la comunidad, lo que ahonda en el problema.

La tercera idea del estudio habla de los tres factores de riesgo social: la vivienda, que afecta al 20%; el empleo, con problemas para el 18%, y la salud, un aspecto específico de Castilla y León: hay 67.000 horgares en los que todos los adultos sufren discapacidad, enfermedad crónica o problemas graves de salud que les generan limitaciones para las actividades de la vida diaria.

En cuanto a Burgos, es una de las tres ciudades de la región junto a León y Valladolid que acumula más exclusión. La buena noticia es que la posibilidad de caer es menor.