La sorpresa de Artesa

R.P.B.
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Alumnos del IES Diego Porcelos se convierten en los primeros en estudiar las vanguardias de la segunda mitad del siglo XX a partir de aquel artefacto maravilloso creado por Antonio L. Bouza

Alumnos de 4 de la ESO del IES Diego Porcelos y su profesora, Marisol Manjón, con sus ‘Artesas’. - Foto: Luis López Araico

Se han convertido en aviones, en poetas-aviones, varios alumnos del IES Diego Porcelos merced al entusiasmo de una profesora y al hechizo que a cualquiera embruja aquel prodigio que fue la revista Artesa ideada por Antonio L. Bouza, una publicación de vanguardia hecha en Burgos pero que rompió fronteras y trascendió como pocas veces sucede cuando algo emana de un lugar que, en el momento en el que se produjo, estaba dibujado con colores grises, olía a incienso y sonaba a pisadas marciales. «No lo sabíamos y la verdad es que nos sorprendió mucho.Parece que no te lo crees. ¡Vanguardia en Burgos!», explica con admiraciónAurora, una de las aplicadas alumnas que ha participado de la confección, junto a otros compañeros, de una de las cinco ediciones especiales de Artesa que han realizado en clase.En la portada de la suya, como homenaje a aquella del número de Odología, aparece en rosa la huella de un pie; del pie de otra de las participantes, tanto se han involucrado los alumnos. Yassin es también muy sincero: «Nadie se lo esperaba» Marisol Manjón, la profesora artífice del proyecto, se mostraba encantada. «Han sido conscientes de que señores que ellos estudian en los libros de texto, llegaban al bar Miraflores a dejar su colaboración para la revista o a dejar el dibujo de la portada; o que Dámaso Alonso paseaba con Bouza por el Espolón antes de coger el tren. ¿Toda esa gente pasó por aquí? Pues sí. Ha sido una gran experiencia».

Todos los alumnos participantes aseguran que el conocimiento de Artesa, y el haber elaborado ellos mismos un número a la manera de aquella audaz publicación, les ha ayudado a comprender mejor las vanguardias. Han confeccionado cinco ejemplares con una dignidad impresionante, en los que se nota que han puesto esfuerzo, dedicación e interés.Afirman que, además, se han divertido haciéndolo, como señala Sara en referencia a la portada y al editorial del número en el que ella ha participado. Ha servido, además, para que un alumno llamado Fernando supiera que un familiar fue colaborar de la revista: el gran Antonio Rodríguez Llanillo, el Rodri, que tomó parte de la aventura de Artesa en sus inicios; o para que otro alumno de origen italiano, Gabriel, se lanzara a escribir un poema en su lengua materna que, recitado en voz alta, parece convocar al espíritu de Dante: pura seducción. Manjón tiene claro que el curso que viene repetirá la experiencia. «Artesa explica la segunda vanguardia del siglo XX; han sido conscientes de lo que supuso la revista. Hemos disfrutado todos», concluye.

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