La peatonalización del arco de San Martín sigue esperando su turno y acumula ya más de un año y medio de retraso desde que el Ayuntamiento decidió cortar el paso del tráfico rodado en el mes de noviembre de 2020. Son ya 20 meses los que unas simples vallas llevan impidiendo la circulación bajo esta antigua puerta de la muralla, a la espera de una obra que reurbanice alrededor de 3.500 metros cuadrados en el entorno.

El pliego para licitar los trabajos se alargó durante toda la primera parte de 2021. La previsión inicial del Consistorio era sacarlo a concurso a finales de ese año para que las obras comenzasen nada más empezar el ejercicio actual, pero no dio tiempo. Cuando por fin se licitó los responsables municipales dijeron que arrancaría en mayo, y tampoco se ha cumplido. Ni en junio. Ahora el concejal de Fomento, Daniel Garabito, apunta su esperanza a que «a lo largo del mes de julio» puedan comenzar.

Teniendo en cuenta que el plazo de ejecución de los trabajos está establecido en ocho meses a partir de la firma del acta de replanteo, no concluirán antes de marzo de 2023, justo a las puertas de las elecciones municipales que tendrán lugar en mayo. Para entonces se estrenará una actuación que fue valorada en un millón de euros aunque finalmente la baja presentada por los licitadores ha reducido el importe hasta los 775.000.

La documentación publicada en la Plataforma de Contratación del Sector Público refleja que, aunque la adjudicación inicial a la empresa Jacinto Lázaro data del 30 de marzo, no se ha formalizado hasta el 1 de junio tras varias rectificaciones. Entre ellas, ha habido que incorporar una mención a que la obra recibirá financiación con fondos de la Unión Europea asociados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

La actuación prevista en el arco de San Martín abarcará unos 230 metros de longitud, desde la calle Fernán González hasta la confluencia con Santa Águeda, con la ejecución de una plataforma única para el tráfico autorizado (vehículos de emergencia y no motorizado) y los peatones. Las aceras y la calzada estarán al mismo nivel, de modo que peatones y bicicletas o patinetes tendrán que convivir pero ya no pasarán más vehículos a motor, pues tras muchos años de deterioro el Ayuntamiento ha acabado con lo que definió como «una anomalía» de difícil justificación. 

Calzada de convivencia. La actuación incluye también el diseño de los accesos a las calles Emperador y Las Murallas mediante una «calzada de coexistencia» donde se mejorarán los radios de acceso, así como las rasantes para regularizar pendientes y permitir una mejor accesibilidad en esta zona. Se aprovecha a su vez esta actuación para mejorar la geometría en la intersección de estas calles con el paseo de los Cubos, regularizando las dimensiones de la calzada y optimizando los espacios para facilitar los giros de los vehículos de grandes dimensiones en este trazado curvo. En especial se trata de facilitar la circulación a los autobuses de las líneas urbanas municipales a su paso por estas ubicaciones.

Igualmente, tal y como figura en el proyecto de la obra, «se ampliarán los espacios verdes en esta zona, haciendo una limpieza y mejora de las especies arbóreas existentes, y se ejecutarán los muros y rampas necesarios, con sus correspondientes barandillas y pasamanos, para dar una adecuada pendiente longitudinal y transversal a los diferentes itinerarios».