Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Hostelería y precariedad

25/05/2022

Son muchos los análisis que repasan las condiciones que debe reunir una empresa para que un trabajador considere que merece la pena pertenecer a ella. Según todos los análisis, entre los requisitos que los profesionales valoran a la hora de aceptar un puesto de trabajo el primero y más obvio es el sueldo, aunque va ganando muchos enteros el factor de los horarios que permitan la conciliación, en una búsqueda por equilibrar trabajo y vida personal que tanto contribuye a una buena salud mental, tan deteriorada en los últimos años.

En este contexto, no es extraño que haya sectores que estén atravesando verdaderos problemas para encontrar personal. Es el caso de los negocios de hostelería, que durante los cierres por la pandemia han sufrido una gran fuga de mano de obra hacia otras profesiones y que con la recuperación de la actividad no encuentran profesionales para reforzar sus plantillas de cara a la temporada de verano que llega con fuerza. Así lo manifestaba el presidente de los empresarios de hostelería de Castilla y León quien achacaba la situación a que los jóvenes «no quieren trabajar cuando los demás se divierten».

Nada decía este representante sobre los bajos salarios, los contratos a media jornada que acaban siendo a jornada completa pero sin cotizar o las horas extraordinarias que pocos pagan, por no hablar de los horarios que impiden cualquier tipo de conciliación. Argumentaba el presidente que los convenios colectivos de nuestra comunidad autónoma son más altos que en otras, algo que no garantiza que los sueldos sean acordes a la dureza del trabajo ya que, con todo, superan apenas los mil euros mensuales. En resumen, precariedad.

Es evidente que el mercado de trabajo se está transformando de forma rápida y notable, también en el sector de la hostelería. Hay quien ya se ha dado cuenta y se está adaptando para mejorar las condiciones con medidas como, por ejemplo, la organización de diferentes equipos, de mañana o tarde, que permitan horarios más acordes a los nuevos tiempos. 

El problema no es tan simple como que los trabajadores no quieran sacrificar su tiempo libre, también tiene que ver con que ese sacrificio sea mayor de lo necesario y que se vea compensado adecuadamente en lo material y en lo personal.