Los propietarios del suelo de 10 sectores de la ciudad clasificados como urbanizables tienen ante sí una espada de Damocles que les amenaza con rebajar el valor de sus terrenos al convertirlos en suelo rústico. El concejal de Fomento, Daniel Garabito, recordó ayer que la normativa urbanística castiga la desidia y el desinterés y si en 10 años no se ha realizado la ordenación detallada de los sectores (el documento en el que se acuerda como se distribuyen las calles, viales...) estos dejan automáticamente de ser considerados como urbanizables para ser rústicos. Ese plazo para una decena de espacios de la ciudad, en los que se preveía la construcción de entre 2.523 y 4.080 viviendas e instalaciones industriales y comerciales, expira en septiembre de 2022.
Los sectores cuyo suelo podría convertirse en rústico en 2022 son los siguientes: el S-6 (en Villafría), el S-10 (la Ventilla), el S-12 (en el barrio del Pilar), el S-16 (en la zona de San Isidro y del Camino de Valdechoque), el S-24 (en el entorno del campo de tiro), el S-31 (Hermano Rafael), el S-34 (Villalbilla), el S-37 (Cortes), el S-38 (Monte de la Abadesa) y el S-39 (Villalonquéjar III).
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