María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


¡A vivir, tropa!

30/12/2022

Dicen que cuando alguien muere, ve pasar la vida velozmente ante sus ojos, ya marchitos y sin luz, y algo así ocurre cada año que acaba, porque los medios de comunicación nos recuerdan lo que pasó, mes a mes, imagen a imagen, noticia a noticia, aunque todo ello sea ya agua que no mueve molino. Enero es mes de dos caras, una que mira al año viejo y otra al nuevo, y, puestos a elegir, preferimos esta. Lo decía hace un siglo en El Papa-Moscas el inigualable Jacinto Ontañón: ¡Año nuevo! ¡A vivir tropa!/ Si ha sido un año que deja/ arruinada a media Europa,/ ya se fue con viento en popa/ y año nuevo…vida vieja. Viento en popa se irá el dos mil veintidós, y a veinticuatro horas de colgarnos de las agujas del reloj de la puerta del Sol, desquiciados de uvas, pitos y burbujas, echamos un ojo a las predicciones del augur de los augures, Nostradamus, que con su ojo clínico y visionario aseguró que el próximo año caerá una bomba nuclear que acelerará el cambio climático de tal manera, que durante los cuarenta años siguientes no veremos el arco iris. Bien empezamos.

Dice además el astrólogo que el Papa abandonará su cargo y será sustituido por una persona «oscura y peligrosa» que generará un conflicto religioso en el mundo entero, así que con la Iglesia toparemos, Sancho. Y para que no haya dos sin tres, auguró desastres naturales, inestabilidad, descontento social, epidemias y hambruna. La tarjeta de presentación del año nuevo no puede ser más tenebrosa y desoladora. Si a ello añadimos que en España habrá convocatoria de elecciones locales, solo nos falta en Burgos que el alcalde y candidato De la Rosa se haga streamer y nos dé por Twich la matraca electoral. Esta predicción no es de Nostradamus, claro, pero aquí la dejamos apuntada, por si acaso. En suma, que vendrá el dos mil veintitrés con las alas en llamas, sembrando plagas, perfumando el mundo con su aroma de flor y pesadumbre, acompañado de una manada de lobos dispuestos a dar dentelladas de acero. Mañana por la noche, convulsos de alegría inaugural, nos abrazaremos al año nuevo como el náufrago al tronco que flota en el mar, sin saber lo que nos espera, y haremos bien. ¡A vivir, tropa!, que son dos días. Y que sea feliz la Nochevieja y feliz, pese a todo, el año nuevo.
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