Un peregrino digital en el 'coworking' de Atapuerca

I.P. / Atapuerca
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Agalsa 'reinventa' este espacio ofertándolo como centro de teletrabajo en el Camino de Santiago. El sudafricano Francois Hugo, su primer usuario, alaba la iniciativa. «Hasta ahora había tenido que alquilar pisos», afirma

El peregrino ya instalado se dispone a comenzar su trabajo. - Foto: Valdivielso

Francois Hugo es un privilegiado. Cualquiera que estos días se le haya cruzado por los caminos y veredas de la ruta jacobea, habrá visto solo a un peregrino más, con su mochila al hombro, sus buenas botas de trekking, su chubasquero y su bordón, pero este sudafricano, residente en Cape Town (Ciudad del Cabo), ha tenido otro compañero de viaje, su ordenador, herramienta cada vez más frecuente en los peregrinos del siglo XXI, al menos entre los profesionales que pueden trabajar desde cualquier rincón del mundo sin necesidad de hacerlo presencialmente.

Trabajador en una empresa de seguros, para Francois Hugo no ha supuesto ningún problema ni para sus jefes tampoco, según parece, que haya decidido tomarse unas semanas para hacer el Camino de Santiago y seguir cumpliendo con sus obligaciones laborales. Es su tercer peregrinaje, aunque en esta ocasión no ha llegado a Santiago, sino que ha hecho el tramo desde Logroño y Ponferrada, y vuelta a Burgos para desde aquí viajar a Madrid y regresar a su país. 

Y si en las ocasiones anteriores se hizo acompañar por sus hijos de 16 años (cada año uno), estas tres semana ha viajado con su mujer y sus dos hijas pequeñas de 12 y 15 años, aunque estas hace días que regresaron a Sudáfrica, por lo que el último tramo de regreso a Burgos ha caminado solo..., solo con su ordenador, buscando por el camino wifi para poder conectarse y teletrabajar. 

Encontrar un lugar habilitado y gratuito como el de Atapuerca  para trabajar es un lujo para los peregrinos» 

No lo ha tenido fácil, por lo que Francois Hugo quedó muy sorprendido cuando hace unos días se encontró a través de las redes con una información que le ponía a tiro un espacio en plena ruta para poder trabajar: el coworking de Atapuerca, un proyecto de Agalsa, el grupo de desarrollo local de la Sierra de la Demanda, que se completa con otros dos centros más, los ubicados en Pineda de la Sierra y Pradoluengo. Ni se lo podía creer, por fin podía trabajar fuera de los pisos, que en este viaje ha tenido que alquilar algunos días tanto para él como para que sus hijas pudieran hacer los deberes escolares.

Abierto desde hace varios meses, en el coworking al pie de los yacimientos de Atapuerca apenas ha habido actividad. La Asociación Paleolítico Vivo ha instalado en él su sede, pero de momento no hace mucho uso del centro, por lo que no es aventurado decir que ha sido este peregrino sudafricano el que se ha estrenado como coworker en este coqueto espacio. 

La iniciativa es novedosa y, aunque de entrada, el coworking está pensado para fomentar el emprendimiento y creación de pequeñas empresas, desde Agalsa aseguran que no pueden cerrarse a nada y el teletrabajo puntual es lo que más se está demandando, de ahí que haya surgido este proyecto para Atapuerca. «Valoramos que muchos peregrinos podían tener esa necesidad de teletrabajar o, en todo caso, de contar en la ruta jacobea con un espacio donde poder conectarse sin que nadie les moleste», asegura Javier Ruiz, técnico de empleo y emprendimiento de Agalsa, que lanzó la idea como una nueva línea de actuación para el caso concreto del coworking de Atapuerca, por lo que este solo se ha publicitado en portales relacionados con el Camino de Santiago. 

Hasta llegar aquí había tenido que buscar pisos para que mis hijas pudieran estudiar y yo hacer mi trabajo»

Y así ha sido como Francois Hugo ha conocido este proyecto y ha podido realizar su trabajo pese a estar a miles de kilómetros de distancia. Para tener acceso al centro es necesario bajarse una aplicación al móvil que permite al usuario abrir la puerta y permanecer en él el tiempo que necesite.

Este peregrino coworker asegura estar encantado, porque prefiere las posibilidades que le ofrece un centro como el de Atapuerca a los pisos, «más cerrados» e «impersonales». Considera que esta iniciativa es muy necesaria y añade que en este viaje no ha encontrado ningún otro coworking donde poder trabajar hasta que ha llegado a Atapuerca. Y aunque en este caso no ha encontrado ningún otro 'coworker' con quien hablar y cambiar impresiones, la experiencia ha sido fenomenal, «brutal», es el calificativo que utiliza. Y es que a Francois Hugo, que se confiesa enamorado de España y del Camino, le encanta conversar y conocer todo lo que pueda de los lugares donde para. Ahora que sabe donde poder teletrabajar, no duda que volverá para hacer más tramos de la ruta.