La inflación se 'come' 1.283 millones de los ahorradores

G.A.
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Los depósitos bancarios baten un récord histórico de ingresos y superan los 12.500 millones de euros, a la espera de que la subida de tipos de interés aporte más rentabilidad a esa hucha

La inflación se ‘come’ 1.283 millones de los ahorradores

El último balance del Banco de España confirma que los burgaleses, con más de 12.500 millones de euros guardados en depósitos bancarios, son más ahorradores y conservadores que nunca y, en líneas generales, disponen de liquidez para afrontar unos momentos del consumo muy difíciles, sobre todo para los hogares más vulnerables.

Ante la falta de rentabilidad de otros productos tradicionales, los depósitos a la vista siguen siendo la fórmula más recurrida pero, advierten los expertos, la inflación, que ya escala por encima del 10% en España, también merma a marchas forzadas el poder adquisitivo de estos ahorros.

La foto fija del ahorro, conocida hace unos días y fechada a marzo de 2022, cifra en 12.585 millones de euros el dinero ingresado en los depósitos bancarios en la provincia. Se trata del registro más alto del histórico de la estadística bancaria, que ofrece datos desde el año 1987, y supone un crecimiento del 1,40% respecto al último balance de 2021 (de diciembre), en el que esta tendencia conservadora estuvo muy marcada por la pandemia y los confinamientos domiciliarios. 

Los burgaleses -ahorradores privados y empresas- atesoran el doble de dinero guardado en depósitos que en el año 2000, aunque el nivel de inflación y los riesgos de que siga en ascenso son diferentes a los de hace 22 años.

Para hacerse una idea, los bienes y servicios que se podrían adquirir con los 12.585 millones se han encarecido una media del 10,2%, según la previsión de IPCpara el mes de junio conocida esta semana, lo que supone 1.283 millones de merma en los depósitos si el dinero ha estado a la vista y no ha generado ningún tipo de rentabilidad, como ha ocurrido en la mayoría de los casos. 

Los depósitos a plazo van camino de desaparecer de la oferta bancaria. Reúnen 787 millones de euros en el último registro y suben un 1,2% con respecto al pasado diciembre, aunque confirman la tendencia descendente que se viene registrando en la última década, marcada por la pérdida de rentabilidad de estos productos. Como dato ilustrativo, en junio de 2011 alcanzaban los 7.468 millones, nueve veces más que hoy. 

«El inversor burgalés es marcadamente conservador e históricamente ha apostado por la compra de vivienda y por unos depósitos a plazo fijo que han ido desapareciendo. Su afán por no asumir riesgo y tener liquidez ha priorizado los depósitos en detrimento de cualquier rentabilidad», explica Javier Sastre, profesor asociado de Finanzas Internacionales de la Universidad de Burgos. 

Pero la percepción de liquidez -insiste- es falsa en un entorno de inflación muy alta y, sobre todo, mucho más persistente de lo esperado. El impacto del IPCse visualiza especialmente a la hora de repostar, pagar las facturas domésticas o llenar la cesta de compra, pero ya afecta a todos los bienes y servicios, presiona a los salarios (cuya subida media pactada está en el 2,5%, siete puntos por debajo de índice previsto en junio) y también a la capacidad de ahorro. 

«Un entorno de alta inflación es preocupante porque hace disminuir el poder adquisitivo, lo que frena el consumo y, por tanto, el crecimiento económico. Las expectativas de crecimiento han disminuido con fuerza», reflexiona el profesor y asesor financiero de JS&Gallego Inversión.

La subida de tipos de interés anunciada por el Banco Central Europeo (BCE), 25 puntos básicos este mes y en septiembre, cambia el panorama y, además de intentar evitar la recesión económica, permitirá mover el dinero conservado en saldos a productos como los fondos de inversión en renta fija con vencimiento o los bonos de deuda pública. 

El Euríbor. «Estos tipos de interés ya se están aplicando en cotizaciones, de hecho el euríbor -el tipo de referencia para las operaciones hipotecarias- lleva subiendo desde enero (en junio se sitúa en el 0,852%, su mayor nivel desde 2012), hemos pasado de rentabilidades negativas a rentabilidades del 0,70% en los bonos del Estado, que se amplían al 1,5% si se invierte en deuda es a 3 años. En fondos de inversión se puede superar el 3% de rentabilidad [datos de la última semana]».

En cuanto a la renta variable, ha sufrido caídas generalizadas superiores al 20%, descontando una «alta probabilidad de recesión dura», efecto colateral de cuatro meses de guerra en Ucrania y de la incertidumbre en torno a su finalización. 

«No vemos una recesión dura, gracias a los altos niveles de las familias acumulados durante la pandemia, y a los relativamente bajos niveles de endeudamiento de las empresas en general», reflexiona Javier Sastre, quien, no obstante, puntualiza que los mercados se posicionan «dando cierta probabilidad a una recesión más intensa». 

Las claves de futuro las marcarán la evolución del precio del petróleo, las decisiones de los bancos centrales (el BCE y la Reserva Federal) para rebajar la presión de la inflación y el comportamiento de los beneficios empresariales. 

A día de hoy, la incertidumbre es máxima en torno a la evolución al alza de los precios y el grado de desaceleración económica o recesión que se alcanza en los próximos meses, especialmente cuando lleguen los meses del frío y del uso intensivo de la energía.

Menos deuda. El último balance del Banco de España muestra que el crédito también desciende levemente con respecto a diciembre de 2021, aunque ya acumula 12 años de bajadas continuadas. El tope de crédito en la provincia se alcanzó en junio de 2010, con 15.054 millones, justo cuando se desencadenó la dura crisis de la construcción.

Ahora se sitúa a la mitad, en un nivel de 7.149 millones, 222 de ellos correspondientes a las administraciones públicas, una cifra muy alejada de los 437 millones que se registraron en marzo de 2011.