La amenaza de la falta de gas reabre el debate de la nuclear

G. ARCE
-

El presidente de FAE aboga por «olvidarse» del plan de cierres de las centrales aún operativas enEspaña «mientras sean seguras» y critica la destrucción de las térmicas que ahora se están necesitando

Los precios y la disponibllidad de gas van a marcar la agenda de empresas y familias en los próximos meses. - Foto: Luis López Araico

La grave crisis de abastecimiento energético desatada por la guerra en Ucrania ha llevado a los empresarios burgaleses, en concreto, a su presidente, a plantear la reapertura del debate sobre la conveniencia o no de un nuevo desarrollo de la energía nuclear en España. De entrada, Miguel Ángel Benavente, que fue uno de los defensores de la continuidad de Santa María de Garoña, aboga por «olvidarse» del plan de cierre de las cinco centrales hoy operativas (con 7 reactores activos), «mientras sean seguras», y critica duramente la destrucción de unas centrales térmicas (como la de Velilla, en Palencia) que hoy son necesarias ante la falta de gas en Europa por los cortes del suministro ruso.

El presidente de la patronal augura «tiempos muy difíciles» para aquellas empresas que tengan una fuerte dependencia del gas, ante la actitud adoptada por Rusia y la situación crítica que se vive en Alemania y el conjunto de Europa, pero también cree que puede haber problemas con el suministro de electricidad, mucha de la cual se genera a partir del gas. «Hoy no hay sustituto posible para esta energía».

A este respecto, lamenta que aún no se hayan adoptado planes como en Francia, que ha apostado por la construcción de centrales nucleares de última generación (más seguras, defienden, que las activas) para no depender del abastecimiento de terceros países como Rusia. 

Asimismo, el presidente de FAE critica duramente la política de nuestro país de eliminar instalaciones «que eran seguras» y no disponer de alternativas viables de abastecimiento. «En un país tan dependiente de la energía como es España, todo lo que puedas generar por cuenta propia y sin importar ayudará a su economía, hoy destrozada por una deuda imparable y que se multiplica con las medidas de corte populista del Gobierno», reflexiona el representante de los empresarios, quien considera que los planes de descarbonización del Gobierno «han pecado de optimistas y con cálculos fuera de lo real, de lo que ahora estamos pagando las consecuencias...».

La petición de un debate sobre el futuro de la energía nuclear se enmarca en un momento que Benavente tilda de «preocupante», con una inflación alta «que está para quedarse» y que augura unos próximos trimestres «muy difíciles».

A día de hoy, puntualiza, la industria está manteniendo empleo y hay actividad, «otra cosa es cómo arranque septiembre». «El nivel de beneficios de las empresas está cayendo porque no se están pudiendo repercutir los sobrecostes de la energía, especialmente, lo que está provocando estragos en sus resultados y auguran un ejercicio en pérdidas».

«Más del 38% de las empresas se están comiendo sus sobrecostes -concluye Benavente-, lo que les puede llevar a reducir la producción para reducir el quebranto». Ante esta realidad, pide prudencia a empresarios y sindicatos. «La inflación no la generan las empresas, ellas son tan víctimas como los trabajadores, con lo que la carga no la puede asumir la empresa, no puede asumir otro sobrecoste laboral». 

Ramón Sobremonte | Cajaviva-Caja Rural 

«Habrá una fuerte desaceleración tras el verano y recesión en 2023»

Desde el ámbito financiero, el director de Caja Viva-Caja Rural, Ramón Sobremonte, da por hecho que, tras el verano, «se producirá una fuerte desaceleración económica asociada a las altas tasas de inflación actuales, que disminuyen la capacidad de consumo de las familias y elevan la injusta recaudación del Estado a través del IVA».

Las empresas tienen muy difícil invertir, porque generan menos caja, y también tienen más dificultades para atender sus obligaciones financieras. «El cóctel es bastante nefasto y al mismo se suma la incertidumbre de la guerra, que seguirá condicionando y que ya ha generado dos bloques geopolíticos que auguran una nueva era de trabas al comercio mundial».

Preocupan a este directivo los vaivenes monetarios, la caída «brutal» del euro ante el dólar, que visualiza una debilidad de Europa que pronto se puede trasladar a Latinoamérica y otros países en desarrollo. 

Asimismo, augura más subidas de los tipos de interés, «aunque la inflación todavía los torna negativos», lo que detraerá renta al consumidor y de las empresas. Sobremonte recuerda además que la pandemia no ha terminado («aunque se hable menos de ella»)  y que continúan los cuellos de botella en los suministros de materias primas.    

Ante este panorama, baraja para este otoño una recesión técnica en Estados Unidos con dos trimestres de PIB negativo, recesión que llegará a Europa en el primer semestre de 2023. «La clave es si esta recesión será de calado o técnica (dos trimestres), todo dependerá del comportamiento de la inflación, lo que, hoy, apunta a una recesión profunda».

Respecto a la crisis energética, Sobremonte advierte de que una economía tan próxima e influyente como la alemana ya está en situación de Alerta 3 por los problemas de abastecimiento. «Y no estaría cómodo ante esta situación y creo que España debería adoptar planes de contingencia que, ojalá, no se lleguen a ejecutar».

Carlos Alonso de Linaje | Economista

«Si los tipos suben, las familias, las empresas y el país serán más pobres»

El decano del Colegio de Economistas no ve tanto una crisis inmediata por falta de suministro de gas, pero sí paradas en la producción «si se atisba una bajada de los precios de la energía o de las materias primas (como ya está ocurriendo en este último caso). Si produzco para almacenar y vender a futuro y se prevé una bajada de precios, vendería a pérdidas todo lo producido...». El problema ahora, apunta, es que «no merezca la pena producir porque se hace a pérdidas».

Carlos Alonso de Linaje también llama la atención sobre el hecho de que el primer suministrador de gas de España es ahora Estados Unidos y no solo le pagamos un 30% más por esta energía, sino que la fortaleza del dólar hace que las operaciones tengan otro recargo del 10% por el tipo de cambio con el euro. «Esto no nos lo dicen...». 

Tradicionalmente, cuando la inflación se dispara se suben los tipos de interés para enfriar la economía. «Ahora no hay un sobrecalentamiento por un consumo excesivo, la escalada de precios viene de una situación geopolítica que no se va a arreglar subiendo los tipos. Si se suben, las familias serán más pobres porque van a tener que pagar más por sus préstamos y las empresas también, parte de su renta irá al pago de intereses; caerá la demanda interna y se generará desempleo». 

El futuro lo marcarán tres de los grandes productores de materias primas en el mundo (Rusia, Ucrania y Bielorrusia), que están fuera del mercado mundial, «lo que ha provocado una restricción en la oferta», reflexiona Alonso de Linaje, quien aboga más por un acuerdo y una solución diplomática al conflicto para que la economía vaya recuperando la normalidad.

La gran preocupación de este economista es la deuda pública «insostenible» de España. En 2021 se cerró el año con un 118% sobre el PIB per cápita, «lo que implica que cada español acumula una deuda de 30.000 euros y eso que la recaudación vía impuestos ha crecido extraordinariamente».