La nula actividad que mantiene el aeropuerto de Burgos-Villafría durante las últimas semanas a consecuencia de la supresión de vuelos ha dejado de serlo tanto gracias al desarrollo de un proyecto piloto por parte de AENA. Dentro de la estrategia de innovación del gestor aeroportuario, la compañía ha llevado a cabo durante los últimos días varias pruebas con drones para comprobar las nuevas funcionalidades que aportan este tipo de aparatos no tripulados en los distintos entornos de las instalaciones.

La iniciativa de Aena, junto a la operadora Canard Drones, se ha puesto en marcha con el objetivo de utilizar estas aeronaves dentro de un aeropuerto en un espacio aéreo controlado, es decir, compatibilizando el vuelo con la actividad diaria del aeropuerto. Las pruebas han consistido en la realización de trabajos vinculados con las tareas de mantenimiento e inspección que deben realizarse periódicamente en el campo de vuelo de un aeropuerto. Su realización se ha llevado a cabo bajo el cumplimiento de los requisitos de seguridad exigidos por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) para el vuelo de una aeronave no tripulada.

La utilización de este tipo de elementos, también denominados RPAS, así como otras iniciativas innovadoras puestas en marcha por ASENA, constituyen una baza emergente para la organización, cuyo objetivo es promover el uso de soluciones tecnológicas que hagan más eficientes los procesos y servicios de aplicación en el entorno aeroportuario.

Air Nostrum, empresa operadora en Burgos-Villafría, confirmó al Ayuntamiento a mediados de junio que suspendía la línea regular entre Burgos y Barcelona hasta después de verano, presumiblemente en septiembre. Tampoco realizará la operativa veraniega a Ibiza prevista para las dos últimas semanas de julio y agosto, por lo que los burgaleses que quieran viajar a esta isla de Baleares tendrán que optar por otros aeropuertos.