El proceso de puesta en servicio de la línea de alta velocidad entre Venta de Baños y Burgos sigue pendiente de pasos clave que aún no se han avanzado y para los que tampoco hay un calendario exacto. Después de tantos plazos fallidos a lo largo de los años, el último ha sido el que ofreció la ministra de Transportes durante su última visita a Miranda de Ebro en el mes de enero. Allí dijo que el AVE llegaría a Burgos «durante el primer trimestre», aunque pronto se hizo evidente que aquello era imposible. Poco después, en una entrevista concedida a Promecal, habló de que será «cuestión de pocos meses» y expresó su confianza en que será «dentro del primer semestre».
Unos días antes el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, explicó que Adif le había asegurado por carta que entregarán la infraestructura a Renfe «a finales de mayo», por lo que manifestó su esperanza de que el estreno llegue en junio. Pero hasta entonces hay que superar escollos importantes.
Preguntada por este periódico, la operadora ferroviaria que hasta hace muy poco tenía el monopolio en España admite que todavía no ha llevado a cabo la fase de formación de maquinistas, una tarea fundamental para que los conductores que vayan a realizar los trayectos norte-sur por el nuevo trazado conozcan a fondo las peculiaridades de la infraestructura y su señalización, puntos problemáticos, velocidades máximas o zonas de frenado.
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