Una garrafa de cinco litros de agua cuelga de un árbol del parque del Castillo. De la boquilla salen cinco tubos negros que hacen las veces de manguera del calimocho que llena el recipiente. En el suelo, varios chavales absorben el líquido como si de una competición se tratara. Y en efecto para ellos lo es. Lo ven como un juego, un bautismo universitario para contentar a estudiantes más veteranos que ellos. Recién ingresados en el grado de Ingeniería Electrónica, no consideran esta conducta como chanza o burla, solo algo divertido para integrarse en la carrera. Al menos, eso es lo que le dicen a los agentes de la Policía Local que les sorprenden en plena faena. El cuerpo municipal ha dispuesto estos días un gran operativo para erradicar las novatadas y el botellón. Las patrullas cercan el entorno del campus universitario y, sobre todo, el centro. 

Las primeras multas por realizar novatadas no han tardado en llegar. El mismo jueves, una patrulla detectó cómo en la Llana de Afuera una chica cortaba la cinta adhesiva que mantenía unidas a un grupo de varias alumnas de Ciencias. Según la Ley de Seguridad Ciudadana, esta propuesta de denuncia le puede acarrear una multa que incluso pueden llegar hasta los 600 euros. Sin contar que, en caso de que entre la Universidad de Burgos, puede castigar esta conducta con la apertura de un expediente o incluso la expulsión.

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