Editorial

Código rojo climático para la humanidad

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El último gran informe del panel de expertos vinculados a la ONU que lleva más de tres meses sentando las bases sobre el cambio climático no deja lugar a dudas. Considera de forma inequívoca que la humanidad ha influido en el calentamiento de la atmósfera, los océanos y la Tierra, lo que ha generado cambios rápidos en el planeta. Este veredicto supone un auténtico «código rojo para la humanidad», tal como lo calificó Antonio Guterres, secretario general de la ONU, y deja en manos de los gobiernos, las empresas y los ciudadanos el camino que debemos emprender con firmeza si realmente existe voluntad mundial de evitar los desastres que anuncia este informe, en el que han participado 234 expertos de 66 países.

Muchas voces vienen denunciando en las últimas décadas que las actividades humanas están provocando unos efectos muy perjudiciales y peligrosos en el clima. A pesar de ello, en demasiadas ocasiones se han hecho oídos sordos a unas advertencias claras que requieren sacrificios y acciones especialmente por parte de los países más desarrollados. Los ‘negacionistas’, unidos a la falta de consenso internacional y a los intereses económicos, han conseguido aplazar la adopción de medidas que de verdad consigan frenar, o al menos reducir, el lanzamiento de más gases de efecto invernadero, a la vez que se trabaje en la captura del dióxido de carbono que ya está en la atmósfera.

No hay tiempo para más dilaciones. Hay que hacer frente al calentamiento global entre todos antes de que sus efectos puedan ser irreversibles. 

Un informe anterior de 2013, que aún dejaba abierta alguna duda sobre la influencia directa del hombre en este fenómeno, dio paso al Acuerdo de París (2015), en el que la gran mayoría de los países se comprometieron a emprender iniciativas con el objetivo principal de reducir las emisiones para que el aumento de la temperatura global se quedara entre esos 1,5 y 2 grados. Seis años más tarde todos los expertos auguran que en dos décadas se sumarán ese grado y medio más, por lo que ahora se pone el foco en que para finales de siglo pueda mantenerse así para controlar los daños.

Los cada vez más intensos y frecuentes fenómenos meteorológicos extremos (olas de calor, grandes incendios, tormentas tropicales o lluvias torrenciales) son ya un signo de que estamos alterando el clima. No se puede esperar más y hay que poner recursos económicos y buscar alternativas científicas para cambiar la tendencia y evitar con ello la gran amenaza que representa para el medio ambiente y para las personas. La ciencia es innegable y el efecto directo de los humanos en el calentamiento global ya se ha demostrado científicamente, y es reconocido por los dirigentes políticos de los principales países del mundo. Ahora es el momento de actuar por el bien de todos.