Una experiencia más allá de lo campestre

J.V.
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Tras cinco años de rehabilitación, la Casona Indiana de Ayuelas ya ha abierto sus puertas. Tomás Saura y Tomás Fuentes, sus dueños, pretenden crear también un museo etnográfico

La Casona Indiana data del siglo XVIII y se ha rehabilitado para hacer una casa rural. A pesar de ello, se mantienen varios elementos originales como los suelos. - Foto: Christian Castrillo

Más de trescientos años salvaguardan los muros de la Casona Indiana situada en Ayuelas. La peculiar arquitectura del edificio da lugar hoy a una casa rural, cuya rehabilitación se ha desarrollado a lo largo de los últimos cinco años. Tomás Saura y Tomás Fuentes, sus precursores, han dotado al lugar de un aspecto distinto y desde esta Semana Santa ya acogen los primeros visitantes. «Tenemos muchas ideas y ganas para potenciar la experiencia rural», asegura. No solo ofrecen alojamiento, sino que también se da la posibilidad de hacer rutas por los Montes Obarenes o el poder visitar un futuro museo etnográfico en sus instalaciones. De momento, 12 personas convivirán en esta vivienda durante los próximos días. 

La antigüedad del edificio provocó el inevitable desperfecto de su mobiliario. A pesar de que la mayoría están subsanados, aún queda trabajo por hacer. «Nos falta por rehabilitar la parte de las cuadras y la bodega», explica Saura. «Queremos hacer un museo etnográfico para los clientes», cuenta el gerente, quien apunta que «la bodega tiene más de 200 años». La localización de esta pedanía mirandesa se encuentra muy cerca de varios viñedos y la forma de vida siempre ha girado alrededor de ello. Especialmente del chacolí, donde señala que «interesa bastante el difundir e investigar este tema». Históricamente, el pueblo siempre ha albergado la producción de este vino y a día de hoy, continúa con ello.  

Nada más abrir las ventanas de las ocho habitaciones de esta casa rural, se observan multitud de parajes. El enclave está situado dentro de la comarca de los Desfiladeros del Ebro, un gigantesco anfiteatro de rocas. «Pasaremos información para que se conozca el entorno, porque hay muchas cosas de valor y creo que no se conocen», cuenta Saura. Los Montes Obarenes presiden un horizonte lleno de lugares por visitar. Desde la Casona Indiana invitan a los clientes a practicar distintos deportes como paseos a caballo con la hípica de Ircio o incluso viajar en globos aerostáticos por Cuzcurrita del Río Tirón. No solo fuera del edificio, sino dentro, ya que cuenta con una cocina o con un amplio   jardín para aprovechar los días soleados. 

La recuperación del edificio se ha tratado de una «iniciativa privada». Aún así, ha contado con una subvención de la Junta de Castilla y León a través de fondos europeos. «Nosotros no somos de la zona. Vimos la casa, nos gustó y pensamos que era un sitio muy bueno para montar esta actividad», recuerda Saura. El director turolense afirma que durante estos años «no ha habido ningún problema». A pesar de esta rehabilitación, el hospedaje aún cuenta con elementos originales como el suelo o varias puertas.