Es difícil cometer tantas irregularidades en una misma obra, pero el protagonista de esta noticia lo ha conseguido. Empleó a extranjeros sin papeles -sin contrato, por supuesto-; los trabajos no se correspondían con los de la declaración responsable, y, para más inri, provocó ruidos a deshora por encima de los decibelios permitidos. Pero lo más llamativo de todo es que cuando los policías locales le preguntaron por los trabajadores que tenía en el tajo, el encargado aseguró que eran sus amigos, a quienes estaba enseñando. 

En fin. Los hechos ocurrieron el pasado sábado en un piso de la calle Complutense, en la zona de San Amaro. La llamada de unos vecinos, quienes relataron que estaban escuchando golpes al otro lado de la pared,  alertó a la Policía Local de que alguien estaba haciendo una obra en casa cuando no debía, porque la licencia establecía que las tareas debían cesar a las 14 del sábado y ya eran las tres. 

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