«Hemos salido alterados de la pandemia y hay más agresiones»

I. ELICES
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El comisario provincial de la Policía Nacional, Jesús Nogales, analiza en DB en una amplia entrevista la actualidad del Cuerpo y la situación sociológica en materia de delincuencia y seguridad

«Hemos salido alterados de la pandemia y hay más agresiones» - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Burgalés de Gamonal, casado y con dos hijos ya universitarios, Jesús María Nogales afronta, según admite, el último tramo de su etapa como comisario provincial Burgos, puesto que ocupa hace casi cinco años. Defensor de una Policía Nacional centrada en el servicio público y en la cercanía al ciudadano, en esta entrevista habla de los dos homicidios del primer semestre del año, del incremento de las denuncias por violencia sexual o de la ciberdelincuencia.

Va a cumplir cinco años al frente de la Comisaría. ¿En qué ha cambiado su organización, qué cambios ha realizado?
Recibí una Comisaría en muy buenas condiciones. He mantenido la organización de las misiones de trabajo y hemos llevado a cabo algunos cambios para tratar de que los servicios sean más cercanos a los ciudadanos. Hemos tenido la suerte de vivir una época de incremento de personal, pero la mala suerte de sufrir una pandemia, que ha trastocado o ralentizado algunos de los proyectos de trabajo en marcha. Es verdad que en pandemia hemos aprendido muchas cosas nuevas, muchos procedimientos y metodologías nuevos que han venido para quedarse. Creo que la Policía Nacional está más próxima a la ciudadanía, conoce mejor a los vecinos de Burgos y es capaz de anticiparse a sus demandas y atenderlas mejor. Todos los funcionarios, los de prácticas también, tienen interiorizada la idea de que son, ante todo, servidores públicos. El concepto de policía represora o meramente investigadora se ha superado. Ahora estamos preocupados por lo que les sucede a todos los colectivos, niños, mayores, mujeres, empresarios, estamentos deportivos, asociaciones vecinales. Cada uno tiene problemas específicos y han de ser tratados de diferente manera.

En este lustro, que es un periodo que puede calificarse de no muy largo, ¿ha detectado cambios en los tipos o las formas de criminalidad?
Bueno, en  puestos de este tipo ya se empieza a cumplir un ciclo. No diría que estoy al principio de mi etapa como comisario de Burgos, lo normal es que esté al final de esa etapa. La sociedad cambia a marchas aceleradas y no tiene nada que ver con la de hace veinte años. En los últimos cinco años su transformación se ha acelerado, en buena medida por la irrupción de las nuevas tecnologías. Pagamos con el teléfono y llegaremos a hacerlo con el iris del ojo, por ejemplo. Y, además, la pandemia ha adelantado en mayor medida ese uso generalizado de las nuevas tecnologías. La Policía trata de avanzar en ese sentido, con la adquisición de equipos, formando al personal, pero siempre sabiendo que los recursos son limitados. Además, la Comisaría puede tener una gran unidad de delitos tecnológicos pero la ciudadanía reclama patrullas en las calles. Compaginar modernidad y tradición no es sencillo.

Tras la pandemia, ¿ha percibido que una parte de la población está mostrando una conducta que se podría calificar de poco respetuosa con las normas?
Creo que hemos salido un poco alterados de la pandemia, que había muchas ganas de movilidad, de fiesta, de salir a la calle. Hemos salido algo acelerados. En primavera llegamos con mucha necesidad de fiesta y ha sido malo para la seguridad. Y la gente se desahoga al final con la Policía, que es la que trabaja para hacer que las normas se cumplan. Hemos tenido más problemas de los habituales con desobediencias, resistencias, desacatos, porque la gente estaba sobreexcitada. Además, después de una temporada con la proximidad física de otras personas restringida, algunos no soportan ciertos contactos; con amigos y familia, sí, pero no con extraños. De manera que las aglomeraciones o los empujones a algunos se les han hecho incómodos y han derivado en más peleas y más agresiones de la media. Nos hemos vuelto más intolerantes, en las zonas de ocio por ejemplo. La primavera fue complicada, pero el verano ha sido mejor de lo que esperaba, más tranquilo. Espero que poco a poco la situación vuelva a una verdadera normalidad.

Ese repunte de comportamientos violentos se han materializado en Burgos en dos homicidios en el primer semestre del año, relacionados con el ocio nocturno. Hacía mucho tiempo que la capital no se producían hechos de esta naturaleza.
No estoy convencido de que puedan vincularse esos hechos al repunte de las conductas violentas.  El apuñalamiento en Gamonal del mes de marzo se produce por la mañana y no es en el entorno de una discoteca o un pub. Son dos personas que a primera hora están tomando un café en un establecimiento, que deriva en una discusión. Fue quizá más por el agotamiento tras la noche de fiesta que a la noche en sí. Y el segundo, el de junio en calle Vitoria, se produce de madrugada pero no en una zona de ocio propiamente dicha, no es una pelea a la salida de un local. No sabemos la motivación última de ese hecho todavía. No lo ligaría tampoco a un incidente de noche.  Pero es cierto que ha habido más peleas que la media, más resistencias a la autoridad, comportamientos más hostiles que otros años. Pero quizá eso fue más en primavera, el verano ha sido bueno a nivel de seguridad.

¿Ese tipo de hechos se reducirían con más patrullas en las calles?
Aumentar la presencia policial siempre disuade, ¿pero cuál es el límite? Los dos hechos referidos no se producen en zonas con bares, por ejemplo. ¿Con 50 policías más estaría más contento? Por supuesto. Podría hacer más cosas y con más calidad. Igual que si yo le pregunto a usted si con más periodistas funcionaría mejor su periódico. Tenemos que trabajar con lo que tenemos y optimizarlo. Por ejemplo, si dijera con 100 policías arreglo Burgos estaría mintiendo. Me pagan para distribuir lo mejor posible los recursos que tengo para responder a las necesidades de seguridad que hay. Y esas necesidades no las marca la opinión pública, las necesidades las marcamos los expertos, quienes nos dedicamos a esto. Dos homicidios en un semestre en Burgos es un hecho a tener en cuenta. ¿Marcan una tendencia, hablan de que un barrio está complicado? No hablan de eso, por el momento. Si vemos que hay una pauta, que hay una sistemática, una organización, estamos hablando de otra cosa, no de lo que ha sucedido aquí. No nos podemos dejar llevar por hechos puntuales. Porque si por un hecho puntual concentro recursos en una sola zona, estoy dejando desprotegidas otras. No se puede y esto se lo tenemos que explicar a los ciudadanos. Tenemos que ser rigurosos, aportar seguridad donde se necesita, hablar con los ciudadanos, con los medios y ser muy serios con los recursos que tenemos. El delito va a existir siempre, nuestra apuesta es que sea en la menor cantidad posible y con la respuesta lo más rápida y eficaz posible.  Nosotros apostamos por respuestas estratégicas y menos por las coyunturales.

(La entrevista completa, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)