"Sin infraestructuras, la población seguirá en caída"

G. ARCE
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ENTREVISTA | El decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UBU, Juan Bautista Delgado, alerta ante la necesidad de infraestructuras en Burgos para crecer

Juan Bautista Delgado, decano de Económicas - Foto: Valdivielso

La Facultad de Económicas de la UBU está "consolidada" y vive un momento "relativamente tranquilo", aunque, como todo, condicionado por la evolución de la pandemia. Suma más de 900 alumnos repartidos entre tres titulaciones de grado (ADE, en español y bilingüe; Finanzas y Contabilidad; y Turismo, presencial y online), un doble grado (ADE y Derecho) y cinco másteres, con la idea de incorporar un sexto el próximo año sobre Información, Sostenibilidad y Aseguramiento que actualmente está en proceso de acreditación.

Con sus medidas de precaución sanitaria, todas las clases son presenciales ("pues tenemos espacio suficiente para guardar las distancias") y, para sorpresa de su decano, Juan Bautista Delgado, este año están recibiendo numerosas llamadas de empresas para buscar candidatos, "y no solo para prácticas, sino también para trabajar".

Lleva cinco años y medio en el cargo y anuncia que a principios de año habrá elecciones, en las que se decidirá a su sucesor o su continuidad, algo que todavía no tiene muy claro.

¿Siguen siendo unos estudios con salida profesional? 

ADE siempre aparece entre los diez grados con más salidas en el mercado laboral, y más si se especializan en Márketing y Comercio. La demanda viene desde la banca, que sigue captando talento pese a su política de ERE; y de cualquier empresa, que siempre van a necesitar a profesionales de ADE y de Finanzas y Contabilidad para su gestión.

¿La oferta viene de fuera? 

Sí, no ha cambiado la tendencia. Madrid y Barcelona son los grandes captadores de titulados, aunque también hay una demanda interna importante en Burgos ciudad y provincia. Hasta las bodegas necesitan a este tipo de titulados.

¿El teletrabajo no ayuda a retener y localizar talento en Burgos? 

Hay algún caso de titulados que trabajan para Madrid, pero que operan desde Burgos en empresas muy vinculadas al ámbito online. Pero no estoy hablando de un regreso masivo de profesionales a casa y, la verdad, no sé hasta cuándo durará este fenómeno del teletrabajo. Las grandes empresas están apostando por políticas semiflexibles de trabajo presencial y online, pero la legislación establece unas obligaciones de jornadas, unos gastos, etc. Creo que el teletrabajo parcial sí tiene futuro pero teletrabajar desde casa permanentemente lo veo más difícil.

¿La pandemia ya se estudia como fenómeno económico en las aulas? 

Sí, de hecho, en el ámbito de Organización de Empresas, que es mi área de conocimiento, trabajamos con numerosos estudios que analizan los efectos de la crisis sanitaria en las empresas. De hecho, el Ministerio nos acaba de conceder un proyecto que versará sobre la resiliencia del tejido de emprendedores y empresas familiares. Queremos estudiar el impacto en los directivos de las empresas de este fenómeno y analizar cómo lo ven.

A la espera de los resultados de este estudio, ¿cómo ha impactado la covid en la vida económica? 

Ha generado incertidumbre. No se puede planificar ni prever a corto plazo que es lo que va a pasar en muchos sectores. Tampoco hay referencias históricas cercanas. Dicho esto, parece que estamos recuperándonos y España lo hace de una forma más rápida porque también la caída fue más brusca que en el resto de Europa. Para el tercer y cuarto trimestre del próximo año alcanzaremos el PIB previo a la pandemia, algo que ya lo están haciendo otros países. También evoluciona de forma positiva el desempleo.

Pues la inflación está desbocada... 

Es un tema muy preocupante porque parecía que era algo coyuntural pero ya se apunta a que va a persistir unos meses más. El Banco de España ya ha dejado claro que el impacto del encarecimiento en precios de las materias primas y suministros se va a tener que trasladar a los precios de los productos para no castigar los márgenes y beneficios de las empresas... La duda está en qué medida y porcentaje repercutirá este encarecimiento en los productos finales, en el bolsillo del consumidor.

Salvo en las pensiones, ya no existe el colchón de la cláusula de revisión salarial. 

Va a ser duro para los trabajadores, pero si subimos los salarios con la perspectiva del IPC actual [5,5% en noviembre] se genera la inflación de segunda vuelta o de segunda ola, el sistema se retroalimenta generando más inflación. Pero si no se suben los salarios, habrá un impacto generalizado en toda la población a través del consumo. Hay que buscar un equilibrio, aunque esta claro que una parte del encarecimiento de productos y servicios a corto plazo no se compensará con más salarios. Es una espiral difícil de aguantar en los próximos meses.

¿Qué grado de resiliencia intuye usted en empresas y familias? 

Complicado. Creo que las rentas medias pueden soportar esta situación, máxime cuando todavía hay un ahorro embolsado de la época de los confinamientos que todavía no ha aflorado en su totalidad. No obstante, como siempre, los más desfavorecidos y vulnerables se verán muy afectados. No es solo la electricidad y los carburantes lo que se encarece, es todo, hasta la alimentación básica.

¿Teme la desaparición de muchas empresas? 

Creo que el fenómeno ya ha ocurrido y algunas no han sobrevivido y otras muchas sí. A partir de febrero, con el fin de los ERTE, desaparecerán más, no es descartable, pero con las tasas de crecimiento actuales no va a haber una oleada de cierres. No lo veo ni en el sector hostelero, el más castigado por la pandemia. Los que han resistido, solo les queda salir para adelante a partir de ahora, aunque parece que estemos en una montaña rusa de reservas y cancelaciones. Veo una dinámica de cierta normalidad en el consumo y parece que con la tasa de vacunación actual no habrá nuevos confinamientos. Quizá el turismo resulte más castigado, sobre todo por la situación sanitaria en otros países.

La crisis de los microchips, la falta de abastecimientos, la carestía de materias primas... Todo mira a China. ¿Es culpable de tanto desequilibrio comercial? 

La globalización conlleva muchos fenómenos muy interesantes y ha permitido el crecimiento del que ahora disfrutamos. Pero en algunos sectores, no solo en España sino en el conjunto de Europa, la dependencia de China es total y es preocupante. Hay sectores punteros en los que no estamos y que necesitamos estar, aunque lleguemos tarde. Creo que es posible reindustrializar Europa pero no es algo que se consiga a corto plazo, ni siquiera en un horizonte de un lustro. Nosotros tenemos el Centro de Investigación en Materias Primas Críticas, que nació por esa dependencia de materias primas escasas y por la necesidad de buscar alternativas.

¿Le convence el 'Plan Marshall' lanzado desde Europa con los fondos Next Generation? 

Son un impulso, como hemos visto con los 3.000 millones de euros que se han concedido al sector de la automoción. Aunque creo que su eficacia dependerá de en la medida en que se deje a las empresas liderar estos proyectos y las decisiones. Hay diferentes porcentajes de fondos públicos y privados dependiendo los proyectos, lo que les va a condicionar mucho en su desarrollo y éxito. Burgos se puede ver beneficiado por los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de la automoción, el del idioma español (que creo que Burgos debe hacer un esfuerzo importante en este sentido), el de las energías sostenibles (como el hidrógeno verde), el de las industrias agroalimentarias y de máquina-herramienta, entre otros. A una ciudad altamente industrializada, los PERTE le deben favorecer.

¿Cómo ha dejado la pandemia a Burgos? 

Ha soportado bastante bien esta crisis. Hace un año era más pesimista en términos de evolución del empleo. Su estructura productiva, más equilibrada y menos dependiente del sector servicios, le ha permitido aguantar razonablemente bien.

¿Le preocupa la despoblación? 

En la UBU preocupa mucho por lo que nos afecta y como fenómeno a analizar e investigar. Es un fenómeno muy complicado y que lleva décadas en marcha. Creo que la apuesta por la economía circular -de hecho, tenemos un máster en esta materia- puede ofrecer respuestas y, quizá, parte de la solución. También el emprendimiento rural y el femenino...

Mientras nosotros menguamos, Madrid engorda. 

No veo fácil descentralizar Madrid para favorecer a la España más vacía. Es crear nuevos organismos, más empleo público y no lo veo factible. La recuperación de la población tiene que venir a través de la empresa, de la inversión privada, aunque el papel de las administraciones es relevante como facilitador de servicios básicos (internet, educación y sanidad a una distancia razonable). En Madrid, no lo olvidemos, se implantan las empresas y sus sedes porque es un entorno mucho más atractivo. Son claves también las infraestructuras.

Pues no llegan o lo hacen con mucho retraso. 

Ya no recuerdo cuándo va a llegar el AVE, ¿al año siguiente...? [ironiza] Burgos reivindica pero no obtiene todos los frutos que desearía, aunque otras provincias nos envidian en la comparativa. Si no hay infraestructuras tecnológicas, viarias o ferroviarias no crecemos y la población seguirá en constante caída, en Burgos capital y en los pueblos. No tenemos ni un solo tramo ejecutado de uno de los grandes ejes, el que nos une al gran centro logístico que es Zaragoza (la autovía de Logroño); tampoco la conexión natural al puerto de Santander, la autovía Burgos-Aguilar, que se está licitando a un ritmo mucho más lento del esperado...

¿Burgos se convertirá en el gran centro logístico al que aspira? 

Es un buen proyecto pero creo, por la evolución de otras plazas de nuestro entorno, que nos lo hemos dejado escapar. Zaragoza y Valladolid están logrando implantaciones y no hemos sido los primeros en movernos. El aeropuerto ya no permite este uso y también está el de Vitoria a una hora...

Al menos, es sede para una escuela de pilotos de referencia. 

Y la UBU tiene un proyecto de grado con ellos... No me gusta que las infraestructuras terminen usándose como destino de proyectos para los que no se crearon, pero hay que darles uso. 

¿Qué futuro tiene el comercio a pie de calle en competencia con el comercio online? 

El comercio online ha venido para quedarse. Las nuevas generaciones ya operan y se forman en digital. La compra digital es algo ya espontáneo y afecta al comercio tradicional. No creo que vayamos a una desaparición total pero ya vemos la estrategia que están adoptando los grandes referentes. Zara va a invertir 1.000 millones en digitalización y está cerrando tiendas. Tienen recursos financieros para hacer esta transición, algo que le falta al pequeño comercio. El sector tradicional tiene que explotar su valor añadido, lo que le diferencia del comercio online. El comercio electrónico no puede sustituir, de momento, todas las fuentes de diferenciación que tiene el comercio tradicional. Hay que buscar lo que quiere el cliente, ofrecerle más asesoramiento. Además, el tránsito hacia la digitalización también ofrece oportunidades de negocio y el modo híbrido (presencial y online) es algo que va a implantarse. 

La banca no parece que apuesta por esta fórmula. No dejan de cerrarse oficinas y eso preocupa a muchos clientes. 

La desaparición de sucursales seguirá en marcha. Éramos el país más bancarizado antes de la crisis y con muchísima diferencia con respecto al resto de los países. La prestación de servicios personales es mucho menos necesaria con la banca online y cada vez hay más nativos digitales entre la clientela. Los bancos están transitando hacia otras formas de negocio y van a cambiar. Siguen contratando titulados pero este sector ya no es el principal yacimiento de empleo como lo era antes. 

Usted, que es experto en comportamiento de directivos y emprendedores, ¿qué consejos daría en estos momentos en los que parece que impera un pesimismo vital en todos los órdenes de nuestra sociedad? 

Yo no veo pesimismo, sino un momento de gran incertidumbre y cansancio de la situación creada por la pandemia. Veo preocupación, pero en la Facultad, en el mundo de la empresa, en la calle, en el día a día se sigue viviendo, aunque con dinámicas distintas de comportamiento social y laboral. Hace un año nos eran extrañas y ahora son más naturales..., el mantenimiento de las distancias, la forma de saludar... Hemos cambiado, pero estoy seguro que esto es un fenómeno temporal. 

Una vez que pase todo, ¿habrá unos 'felices años 20' como se pregona?

Ya lo estamos viendo, aunque las tasas de crecimiento han bajado. Estamos recuperando la posición en la que estábamos, que es algo bueno. Hemos confirmado que tras la caída venía un fuerte crecimiento, aunque no tan fuerte como dice el Gobierno. Soy optimista y veo a la gente animada.