Emprendimiento contra la subida de los precios

J. ORTEGA
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Aunque el mayor coste de los productos complica la creación de negocios, Belén Ruiz decide arriesgar y abrirá un nuevo puesto de bacalao junto a su huevería de la Plaza de Abastos

Belén posa desde el puesto que regenta en la Plaza de Abastos, la Huevería Nicolás. - Foto: J. Ortega

El aumento exponencial del coste de los productos y mercancías no solo afecta a las grandes compañías, también golpea al comercio y pone en serio riesgo el emprendimiento. Aunque acabe por triunfar, como ha ocurrido con el nuevo negocio que se abrirá este fin de semana en la Plaza de Abastos.

Tras el cierre del único local especializado en venta de bacalao de Gaitán, situado en la calle Ramón y Cajal de Miranda de Ebro, Belén Ruiz, dueña de la Huevería Nicolás, vislumbró la oportunidad de expandir su negocio. «Vi la demanda que seguía teniendo ese bacalao y decidí añadirlo a mi oferta, ocupando además el puesto de al lado, que estaba cerrado», declara. Sin embargo, el prohibitivo aumento de los precios en la gran mayoría de productos, junto a otras cuestiones, puso en serio peligro esta apertura: «Se dudó si abrir, porque al final si se sube la luz, el gasoil, la alimentación... por algún lado hay que recuperar todo eso», asegura. 

La subida se nota «a todos los niveles... Tanto productos de grandes empresas como Danone o Pascual, como los huevos que trae mi hermano de Sagredo». Pese a todo, el proyecto sigue felizmente hacia delante y espera que pueda atender al público «ya para el sábado», confirma Belén.

Esta nueva apertura en la Plaza de Abastos de Miranda ayudará también al desarrollo del resto de puestos. «Se nota muchísimo cuando abren puestos nuevos porque el que va a comprar a mi huevería por ejemplo, también pasa por delante del resto de negocios y puede comprar sus productos y ese es el objetivo, que al final puedas hacer toda tu compra sin salir de la plaza». La importancia de que haya nuevos puntos de venta no reside en ocupar un nuevo puesto, sino en que «haya uno menos vacío», de forma que se le dé «vida» a todo el entorno del mercado: «Si se ve luz, se ve movimiento... la gente se anima más a venir», comenta la comerciante.

Al contrario de lo que sucediera en la gran mayoría de negocios, la pandemia ha generado beneficios a un Mercado de Abastos al que «ha llegado mucho público nuevo y más joven» que, ante la preocupación por la posibilidad de contagio existente en grandes superficies como lo son los supermercados, pudo «conocernos y quedarse en la plaza una vez que prueban la calidad de los productos que vendemos», afirma Belén.

La Plaza de Abastos tiene un alto valor añadido para su ciudad. Belén las llega a considerar como «el centro» de cualquier localidad: «Yo cuando viajo a algún sitio tengo por costumbre visitar su mercado local, creo que son símbolos de las ciudades. Sitios donde encuentras productos de la zona que te ayudan a conocer todo ese entorno, eso no te lo puede ofrecer ningún supermercado», comenta.

Son ya 23 años los que Belén lleva presente en el Mercado de Miranda, una actividad por la que no ha perdido un ápice de pasión pese al tiempo pasado: «Ya me gustaba cuando estaba ayudando a mi madre y me sigue gustando ahora. El estar de cara al público, hablar con unos y con otros, ponerte objetivos de venta, la confianza que deposita en ti el cliente... todo eso me encanta». Es ese amor por su trabajo el que fomenta el afán por mejorar y por ofrecer cada vez mayor calidad de productos: «Yo pruebo todo lo que me traen porque quiero ofrecer un producto bueno, que es lo que se puede encontrar en nuestra Plaza de Abastos», concluye Belén.