La protección del Edificio Campo mediante una modificación del PGOU debería tener un objetivo a medio o largo plazo: su resurrección residencial y/o comercial. Durante veinte años fue Grandes Almacenes Campo y, justo cuando pasó a manos de Rumasa para transformarse en Galerías Preciados, el imperio empresarial de Ruiz Mateos fue expropiado por el Gobierno de Felipe González.

Desde entonces, solo los bajos han tenido un uso comercial intermitente, con épocas incluso de vacío absoluto como ocurrió por ejemplo con los años más duros de la crisis financiera de 2010. 

A lo largo de los últimos años, la familia Hernando que es la propietaria del inmueble ha tratado de venderlo para convertirlo en viviendas, pero las operaciones nunca terminaron de cuajar. Evidentemente, con las dos últimas plantas y sus correspondientes metros cuadrados garantizados, la operación tendría más atractivo así que es de esperar que vuelvan a intentar sacarlo al mercado.

Solo la rehabilitación integral sería la solución definitiva a los problemas que el paso del tiempo ha causado en su exterior, donde hubo episodios de desprendimientos que obligaron durante meses a la colocación de un andamio o recientemente al arreglo de la medianera orientada hacia la plaza de Santo Domingo. Allí no quedan ni las históricas letras de los Grandes Almacenes.