La historia de Fátima, Inna, Sara, Lidia, Wahida...

ALMUDENA SANZ
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Anna Surinyach muestra al público con nombre y apellidos los dramas que se viven en la isla de Lesbos, el Mediterráneo, Nigeria o Ucrania a través de sus fotografías en su charla en el MEH

La historia Fátima, una joven de 15 años que un día, sin que nadie lo supiera, decidió salir de su casa de Mogadiscio (Somalia), subirse a una patera y cruzar el Mediterráneo en busca de un futuro mejor a sabiendas del precio que debía pagar por ello al llegar a su destino; la historia de Inna, una niña que con apenas tres años ya llevaba las etiquetas de desplazada, refugiada y retornada; la historia de Adama, una mujer a la que un, entre muchas comillas, golpe de suerte permitió huir de Boko Haram en Nigeria; la historia de Wahida, una mujer afgana en Lesbos, donde mientras espera que se resuelva su solicitud de asilo vela por que su hijo de 13 años no consiga su propósito de dejarse morir; la historia de Lidia, una abuela de 80 años de Bucha (Ucrania), que almacenaba pan en su sofá para no volver a pasar tanta hambre como la que sufrió durante 50 días encerrada; la historia de Mamadou, un joven que llegó al puerto de Algeciras como primera parada para conseguir su sueño de ser ingeniero industrial; la historia de Sara, una niña de poco más de dos años, con quemaduras en su rostro, que acababa de ver morir a su madre asfixiada en una patera tras no poder salvar la vida de su otro hijo, desaparecido en el fondo del mar... 

Las historias de Fátima, Inna, Adama, Wahida, Lidia, Mamadou y Sara, junto a otras, acompañadas por sus fotografías, articularon la charla que la fotoperiodista Anna Surinyach dio ayer en el Museo de la Evolución Humana, la segunda del ciclo Un mundo en conflicto, que organiza con Diario de Burgos.

La barcelonesa, fundadora y editora gráfica de la revista de información internacional 5W, acercó al público a los dramas que viven muchas personas en distintas partes del mundo, obligadas a dejar sus casas, sus países y su vida hacia un futuro incierto que, en ocasiones, les lleva a la muerte. 

Anna Surinyach habló sobre su trabajo centrado en los movimientos de población y migraciones en distintas partes del mundo. Anna Surinyach habló sobre su trabajo centrado en los movimientos de población y migraciones en distintas partes del mundo. - Foto: Valdivielso

En Ucrania he visto cosas que no había visto nunca, también en Sudán del Sur y no vi nunca una acogida digna; cuando se quiere y se puede no es tan complicado»

Durante su intervención, introducida por el redactor jefe de Diario de Burgos Iñaki Elices, compartió sin concesión a la compasión algunas de las historias que ha conocido durante su trayectoria laboral, que comenzó haciendo prácticas en Médicos Sin Fronteras, pero también puso sobre la mesa números que hablan de las dimensiones de los movimientos de población motivados por, en la mayoría de los casos, conflictos u otras situaciones de violencia. Sorprendió con los 84 millones de desplazados que hubo en 2021, de los que apenas un 5% llegó a Europa -«hay gente que no puede salir y no podrá salir nunca; es gente pobre que no tiene recursos»-, pero sobrecogió con las 23.978 personas, «que se sepa», que han muerto en el Mediterráneo desde 2014, lo que supone que durante siete años y cuatro meses, nueve personas han muerto al día, «que se sepa».  

Al hilo de estas historias y estas cifras, Surinyach también habló de las claves de cómo entiende ella su trabajo. Insistió en la importancia de poner nombre y apellidos a las personas; advirtió de la facilidad con la que se puede manipular la realidad y la obligación del fotógrafo de «caminar por carreteras secundarias para salir de esos discursos que están controlados»; y observó el poder de la fotografía para cambiar la manera en la que en muchas ocasiones vemos a estas personas que salen de su país en busca de un futuro mejor. «Cuando jugamos bien con la fotografía conseguimos hacer ver que colectivos lejanos y remotos no son tan diferentes a nosotros», destacó la fotoperiodista como la misión con la que ayer había venido a Burgos.