Beni Pérez

Plaza Mayor

Beni Pérez


Ruido

26/11/2022

Aún es de noche. Me despierta a las cinco y media el panadero de mi barrio cuando abre la puerta cochera del bajo. Retumba en el silencio la vibración de los pilares. Nos despierta a todos los vecinos: se oyen pasos, puertas, cisternas, algún perro ladrador... Después de esto, es difícil volver a conciliar el sueño.

También es de noche cuando, a las siete y media, salgo de casa para ir a trabajar. En la Glorieta, el operario de la barredora está reponiendo el agua de su máquina: el programa de radio que escucha se puede oír desde las inoperantes piscinas cubiertas.

En el trabajo sufrimos timbres, chavalería gritona y entusiasta, profesores que, por de-formación profesional, levantamos en exceso la voz…
Por la calle, ruido de martillos neumáticos, la excavadora que terminará por arrancar los árboles de la Glorieta, el tonto montado en un ruido con el chunda-chunda a tope y las ventanillas abiertas, el teletubbie que lleva su moto a escape libre…

Y en los bares, la tele brama, las tragaperras anuncian premios, la música se superpone a todos, excepto a las voces de los clientes para pedir una caña o una cerveza: hay que gritar para que se oiga. Y no digo ya si es un pub y por la noche.

También hay ruido en el deporte. En los partidos de balonmano, la hinchada del Villa de Aranda -entre la que me cuento- es tan vehemente que «no para de animar» (lo dice uno de sus cantos); a veces, las pitadas y los gritos son ensordecedores. Imagino que ocurre en todos los deportes. 

Ya preparamos nosotros suficiente ruido. No veo por qué tiene que haber alguien poniendo música a todo trapo en los intermedios y en los tiempos muertos, dejando al público sin opción de comentar jugadas o, simplemente, descansar los oídos. Me gustaría pedirle al locutor (me niego a llamarlo speaker) que bajase el volumen, que el himno ya lo sabemos cantar solitos. Y, para pedir a nuestros chicos que defiendan, nos bastamos y nos sobramos. Pues anda, que no somos nadie la afición del Villa de Aranda.