Empatizar con el villano del cuento

I.L.H.
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Ramón Lozano hace al malo protagonista de su novela negra 'La hora del Papamoscas', una historia de venganzas y crímenes, a caballo entre el Burgos de los 80-90 y la actualidad

El periodista y escritor presentará su nuevo libro el próximo 2 de diciembre, en el Museo de la Evolución Humana. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Sale de la cárcel después de pasar 14 años en la sombra y se encuentra con Gamonal ardiendo. Es enero de 2014 y en las calles de su barrio hay tanta gasolina como la que él está dispuesto a prender para vengarse de los antiguos miembros de su banda, que se dieron la buena vida mientras la suya discurría entre barrotes. Martín Barriuso es un tipo grotesco, arisco y enjuto como el Papamoscas de la Catedral que le sirve de apodo, que al salir de la trena debe reubicarse y dejar atrás el Burgos de los años 80 y 90 donde se curtió, pateó con sus colegas y que le llevó finalmente a la cárcel. De chirona sale «con ganas de revancha, ganar dinero y recuperar el tiempo perdido. Y solo sabe hacer una cosa: dedicarse al crimen de una manera u otra».

La hora del Papamoscas, el nuevo libro del periodista y escritor Ramón Lozano (Burgos, 1984) es una novela negra en la que, ya lo han leído, el protagonista es el tipo malo. «Es algo que en la literatura americana se ha visto bastante, con autores como Edward Bunker, Charles Wileford, Elmore Leonard, Jim Thompson... Pero que en España ha empezado a verse en el siglo XXI. El primero creo que fue Carlos Pérez Merinero con Días de guardar, en los años 80, y después ha habido que esperar bastante», señala mientras en la conversación aparecen autores actuales como Álex Ravelo y su novela Un tío con una bolsa en la cabeza.

El reguero de sangre y de delitos que asumirá el protagonista Lozano lo narra sin escatimar en escenas de violencia o de sexo, pero de una manera amable con la intención de llegar a un tipo de lector muy amplio interesado en la novela negra. «No tiene nada que ver con Solo las palmeras brotan bien», apunta para diferenciar su anterior trabajo, un poco más bestia a la hora de estructurar la acción y los diálogos. En La hora del Papamoscas (Círculo Rojo) ha buscado un estilo quizá más convencional, aunque sin perder las frases cortas, la acción desenfrenada o la dosificación de la intriga que define su manera de escribir. 

Lo complicado en este caso ha sido conjugar la faceta criminal y la humana del protagonista: presentar  al tipo como lo que es y que no produzca rechazo. Porque que Martín Barriuso sea el malo del cuento no quiere decir que haya que empatizar con él. Oquizá sí, porque tampoco conviene odiarlo. Su atractivo puede ser, precisamente, su modo de actuar.  

Narrada en tercera persona, la novela se adentra en parte en ese Burgos del Torrinton, El Diablo Cojuelo, LaPécora o la discoteca Volta, de las Llanas salpicadas de jeringuillas y el Castillo como zona prohibida. «Esa época no la he conocido salvo de oídas. Así que tuve que documentarme para ser riguroso con lo que fue. Reconozco que  son unos años que me atraen mucho. Quizá porque corresponde con el periodo de la post-transición, los ecos de la movida madrileña y con cierta nostalgia de unos años en los que como niño no podía ni asomarme a lo que oía que allí pasaba».

Sucede también en el madrileño Villaverde de los aluniceros y, sobre todo, en el Burgos de la actualidad al que Martín Barriuso, nacido en los años 50, debe adaptarse si quiere cumplir con su cometido.

Con la novela No hay bestia tan feroz, de Edwad Bunker, como referente, Ramón Lozano relata una historia cruda y con aristas sobre la vida de un delincuente al que se le puede coger cariño, pero solo en la ficción. La hora del Papamoscas, editado con una ayuda CREA de la Fundación Caja de Burgos, se presenta el 2 de diciembre en el Museo de la Evolución Humana.