Testigo providencial

H.J.
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Una mujer que presenció el atropello mortal de la calle León mandó un Whatsapp a una amiga con la matrícula del coche que se dio a la fuga

Paso de peatones en la intersección con el Paseo de Fuentecillas, donde ocurrió el fatal arrollamiento. - Foto: Luis López Araico

El sábado día 18, en torno a las 11,30 de la mañana, Raquel Corral volvía de hacer la compra arrastrando su carrito. Vecina de la barriada de La Moneda, cruzaba el paso de peatones situado junto a la rotonda de confluencia con el Paseo de Fuentecillas cuando fue arrollada por un vehículo. Se golpeó el cráneo fatalmente y perdió la vida. Tenía 74 años.

El conductor que la atropelló se dio a la fuga pero fue localizado por la Policía Local poco después, detenido y puesto a disposición de la Comisaría, pues además dio positivo en un test de droga. Pero quizás no le hubieran encontrado nunca si no fuera por una vecina del barrio que fue testigo del suceso y que tuvo los reflejos de apuntar la matrícula.

Hizo lo primero que se le ocurrió: escribir en un whatsapp la combinación de letras y números y mandárselos a una amiga. Y a partir de ahí, con la matrícula grabada a fuego en la pantalla, se la pudieron comunicar a la Policía Local.

Bastaron unos minutos para que los agentes bucearan en su base de datos y encontrasen al propietario del vehículo, del que  resultó que ya tenían alguna referencia anterior. Le llamaron y alegó como excusa que ya iba a volver rápidamente al lugar de los hechos. 

Así fue como se resolvió en un corto periodo de tiempo una autoría que, de lo contrario, podría haber costado muchísimo desentrañar. El responsable de la Policía Local, Félix Ángel García, relata que si un vehículo huye sin que nadie apunte sus datos por una zona donde no haya cámaras de control de tráfico puede resultar enormemente complicado encontrarle.

Habrá descripciones, referencias vagas, pero se pueden tardar días, semanas o meses en localizar a un autor de un atropello. O quizás no encontrarle nunca y que se vaya de rositas. Pero esta vez no ocurrió lo mismo y por suerte, gracias a la aplicación de mensajería más famosa del mundo, este caso ya está cerrado.