Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


La pandemia

10/04/2022

Año dos mil veinte. Diez de abril. Viernes Santo. Plaza de San Pedro en la Ciudad de El Vaticano. Más monumental que nunca. Más vacía. Más queda. Sin otra iluminación que la de unas velas en el suelo. El obispo de Roma se dirige a un mundo paralizado por un enemigo invisible. Sars-CoV-2. ¡El bicho…!. Un organismo de estructura sencilla con capacidad de reproducirse en el seno de células vivas específicas de humanos y algunos animales. La humanidad y la barca. La tempestad y la esperanza en la oración. La imagen es bellísima. También dramática. Transcendente. Pura semiótica. Y señala un único culpable. ¡La pandemia…! Año dos mil veintiuno. Dos. También de abril. Jueves Santo. Plaza del Rey San Fernando de nuestra ciudad. Nueve de la noche. Ausente hasta el crotorar de las cigüeñas. La talla barroca de la Virgen de los Dolores no ha salido en procesión desde San Gil.

Los nazarenos blancos y negros de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores no coincidirán con los cuarenta portadores de andas, de capa color crema y guantes albos, de la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a Cuestas, de San Cosme y San Damián. La Madre no se encontrará con su hijo. También viceversa. Por supuesto que estremecedor. Y, de nuevo, mismo y único culpable. ¡La pandemia…! Año dos mil veintidós. Primer Trimestre. Calles de Burgos. Dos muertos. Diecisiete atropellos. Diez de ellos en pasos de peatones. El resto en otros lugares de la vía. Doscientas cuarenta y una multas a vehículos por no respetar los cruces de peatones. Pasos de cebra conflictivos. Contenedores y plazas de aparcamiento ocupadas que obstaculizan la visibilidad de los conductores. Y, lo más importante: ¡Una ordenanza responsable de la movilidad ciudadana aprobada no hace un año por socialistas y mandarinas burgaleses…! -No confundir, o sí, con morbilidad-. Pues nada. Ni aún así. Los chicos, chicas, y chiques del señor de la Rosa, Don Daniel, siguen empeñados en sacrificar al mismo chivo que encuarentenó al papa de Roma. ¡La Pandemia…! Ha sido esta semana. Tarde, mal, y nunca. Espabilad criaturitas. Cuarenta y cuatro días lleva ya Putin cargando con todo en La Moncloa…