María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


Médicos

16/07/2021

Los médicos del Centro de Salud Los Cubos están en pie de guerra y han enviado un escrito a la gerente de Atención Primaria para decirle que no pueden con la bata, porque para ejercer una Medicina de calidad, sus agendas debían ser de veintisiete pacientes al día y son de cincuenta, y hasta de cien, dicen, en este mes de julio, con la quinta ola del coronavirus, las vacaciones sin suplentes y demás incidencias del servicio. Con tantas almas en busca de remedio para el cuerpo no es de extrañar que en los primeros días de solicitud de plazas, los MIR solo hayan elegido en Burgos cinco de las veintiuna convocadas este año para la especialidad de Medicina de Familia; es claro que se percibe que en estos tiempos sanitariamente complicados, la Atención Primaria es un berenjenal del que no parece fácil salir sin rasguños. 
Felipe Centeno, uno de los personajes de Galdós, quería ser médico cuando niño, o sea, cuando aún era Celipín, porque, según decía, «no hay saber como ese de cogerle a uno la muñeca y mirarle la lengua, y decir al momento en qué hueco del cuerpo tiene aposentado el maleficio». No sabemos si el inocente Felipe pensaría lo mismo si tuviera que coger cien muñecas y mirar cien lenguas al día, que es lo que hay ahora en la Atención Primaria, que está haciendo cierto aquel chiste gráfico en el que un médico va en bicicleta mirando la lengua de un pelotón de pacientes colocados en fila. 
Visto el panorama de los centros de salud, vamos a tener que tomar el humor en serio, porque con cupos y agendas tan desbordados, los médicos no tienen tiempo de mirar a los ojos al paciente y solo están atentos a encontrar el hueco del cuerpo que tiene el maleficio, sin equivocarse demasiado. Pero el enfermo no solo necesita ayuda técnica; también afecto y consuelo, o sea, tiempo del médico. El mismo Galdós lo dice por boca de otro de sus galenos, el doctor Moreno Rubio, que se declaraba médico y confesor de sus pacientes. 
En fin, que los médicos de Atención Primaria están cansados y como no se ponga remedio, van a enfermar y pasarán a ser pacientes de otros médicos asimismo cansados, que a su vez enfermarán y serán pacientes de otros médicos cansados y etcétera, etcétera, etcétera; mucho etcétera.
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