Lucía Carrillo, como la mayoría de atletas, tiene como máxima aspiración competir en unos Juegos Olímpicos. Esa misma meta tenía su abuela, Albina Gallo, campeona nacional con tres récords de España y, sobre todo, pionera de la velocidad tanto en Burgos como en todo el país, aunque no alcanzase ese escenario.

«Mi sueño son las Olimpiadas. Mi abuela no llegó a ir y sueña con que yo pueda. Ojalá algún día me vea ahí. Le alegraría un montón», confiesa la discípula de Albina Gallo, quien formó parte de la primera selección femenina.

«Compartimos la misma pasión», añade una Lucía Carrillo a la que le costó enamorarse de este deporte. «Desde pequeñita venía a las pistas de San Amaro al Trofeo Albina Gallo, entregaba las medallas. Nunca imaginé que yo fuera a acabar así. El atletismo no me llamaba la atención pero un día mi abuela nos dijo a mi prima y a mí que nos animásemos. Por probar. Y acertó», reconoce la joven atleta, que tiene en su abuela, además de a su primera entrenadora, su principal apoyo. «Me pregunta todos los días por cómo estoy. Se emociona mucho cada vez que compito y me llama llorando. Nuestra relación es muy buena y me hace feliz que me diga que desde que hago atletismo eso le llena», concluye.