La abuela se ha roto la cadera

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Es una fractura que reduce la esperanza de vida en casi dos años pero para cuya cirugía no hay un tope de edad. Desde 2020 el HUBU ha realizado más de mil intervenciones y los expertos aseguran que la pandemia ha empeorado sus factores de riesgo

La inmensa mayoría de la rotura de caderas se produce en mujeres. - Foto: Alberto Rodrigo

Es una realidad que se está viviendo ahora mismo en muchas casas. Una mujer octogenaria se ha caído y se ha roto la cadera o tiene los huesos tan débiles que la fractura se ha producido al realizar un simple giro y por ello está hospitalizada a la espera de una intervención. Nieves Pereira, médica geriatra del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) adscrita al servicio de Traumatología, explica que, en ocasiones, es difícil y no tiene un objetivo práctico determinar si la caída se ha producido como consecuencia de la fractura o al revés, aunque es una pregunta muy recurrente que hacen las familias. En los últimos dos años se ha intervenido en el HUBU a más de mil personas por esta causa (1.171 entre 2020 y 2021), cifra que, según están constatando los especialistas, está bastante vinculada a los efectos que la pandemia y el confinamiento han dejado en las personas mayores porque han empeorado los factores de riesgo que concurren para que se produzca esta lesión.

"Los ancianos han sido los que más han sufrido los efectos deletéreos de la pandemia y el confinamiento en cuanto a un aumento de la fragilidad, disminución de la masa muscular y pérdida de masa ósea debido a la falta de actividad física. También ha influido esta situación excepcional -añade la geriatra- una escasa exposición solar con el consiguiente déficit de vitamina D y en el aumento de sintomatología ansioso-depresiva que, a su vez, ha llevado a una mayor prescripción de psicofármacos, además del empobrecimiento cognitivo que ha traído consigo el aislamientos social, todos ellos factores de riesgo de producir fracturas de cadera como así estamos comprobando. No es infrecuente que cuando ingresan y le pregunto al familiar cómo caminaba su madre o padre antes de la fractura, me digan que lo hacían bastante bien pero que a raíz de la covid dio un bajón y estaba más torpe hasta que se cayó".

La rotura de cadera es una patología propia de la vejez. La media de edad de las personas que fueron operadas en Burgos en 2020 fue de 84 años y de 83 en 2021, y a nivel general está en los 86. El perfil se corresponde con el de una mujer con deterioro funcional leve y deterioro cognitivo (en el 46% de los casos) previos a la fractura y que en su mayoría vive en su propio domicilio. Se trata de una rotura muchísimo más frecuente entre las mujeres (hasta el 75%) debido a que tienen una mayor esperanza de vida y sufren más osteoporosis por el descenso de los estrógenos a partir de la menopausia.

Afirma Pereira que la rotura de la cadera representa un problema de magnitud e importancia crecientes "con un elevado coste económico y una importante repercusión médica, psicológica, funcional y social". Reflexiona la geriatra que debido a su elevada mortalidad y morbilidad representa la complicación más grave de la osteoporosis: "La fractura de cadera es capaz por sí sola de disminuir la esperanza de vida en casi dos años y uno de cada cinco pacientes que la sufre requerirá asistencia sociosanitaria permanente". Según los datos que manejan los expertos, el 40% de los pacientes recupera la situación funcional previa a la fractura, el 30% presenta un cierto deterioro de la marcha o precisa ayudas técnicas para caminar y el otro 30% tiene una seria incapacidad para hacerlo.

La rotura de cadera se diagnostica a partir de una visita médica tras la caída de una persona mayor, que sufre un dolor intenso en la zona y no puede caminar. Se confirma con una radiografía simple. Hay también signos y síntomas que la anuncian: incapacidad para levantarse de la silla, caminar o cargar peso sobre la pierna del lado lesionado, dolor intenso en la cadera o la ingle, hematomas o hinchazón, la pierna del lado de la cadera lesionada se ve más corta o tiene un giro hacia afuera.

Los pacientes hospitalizados por esta causa componen un grupo que se beneficia especialmente de la atención geriátrica, comenta Pereira: "El beneficio es mayor cuanto más precoz e intensa es la acción directa del geriatra sobre el paciente. De hecho, hay evidencia científicas que demuestra los beneficios de esta colaboración en términos de mejoría para los pacientes y ventajas para el sistema sanitario".

LA INTERVENCIÓN. Los objetivos que se persiguen cuando una persona llega al hospital con la cadera rota es aliviar el dolor y que pueda volver a caminar y, en general, el tratamiento que se realiza es la cirugía mediante diferentes técnicas en función del tipo de fractura, la presencia o no de osteoporosis o las enfermedades que tenga el paciente. "Salvo excepciones la recuperación debe iniciarse lo antes posible, incluso desde el primer día de la cirugía, con la movilización gradual del paciente para evitar que pase demasiado tiempo en la cama y es recomendable un tratamiento fisioterápico", informa la geriatra, que advierte que como consecuencia de esta fractura los mayores sufren una triple agresión: la propia caída, el cirugía y el empeoramiento de las enfermedades crónicas que ya padecía. Si una rotura de este tipo le mantiene inmóvil durante mucho tiempo las consecuencias van desde coágulos en las piernas o pulmones, escaras e infecciones hasta el fallecimiento.

Por suerte, la edad no limita la intervención sino que se tiene más en cuenta la capacidad del paciente para tolerarla y el post-operatorio: "Por eso es fundamental realizar una valoración individualizada entre el traumatólogo, el anestesista y el geriatra. La paciente de más edad que recuerdo se interno de una fractura de cadera con 107 años y aún la recuerdo paseando con su carrito andador por el pasillo del Hospital Generl Yagüe". En 2020 la persona más mayor operada tenía 102 años y en 2021, 104.

DECÁLOGO PARA PROTEGER LA SALUD ÓSEA

1. Valoración del estado de salud ósea y tratamiento de la osteoporosis.

2. Mantener una dieta sana y equilibrada y un peso corporal normal.

3. Fomentar la realización de actividad física.

4. Asegurar que se consume suficiente vitamina D.

5. Garantizar una dieta sana con alto contenido en calcio.

6. Prevenir las caídas evitando alfombras, cables, exceso de muebles o una iluminación insuficiente en el hogar.

7. Revisión de los medicamentos que toma el paciente.

8. Realización de revisiones periódicas de la vista.

9. Utilización de ayudas técnicas si se necesitan para caminar.

10. Evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

(Fuente: Nieves Pereira, geriatra del Hospital Universitario de Burgos)