La sociedad pide ecológico

M.H. (SPC)
-

Este modelo ofrece alimentos de alta calidad al mismo tiempo que respeta el medio ambiente y los ciclos vitales del ganado y las plantas cultivadas en mayor medida que el convencional

La sociedad pide ecológico - Foto: Jesús J. Matías

Se puede tener la impresión de que los productos ecológicos son algo relativamente nuevo, aparecidos hace pocos años en los lineales de los supermercados y buscados por una parte muy limitada de la población. Pero lo cierto es que en España existe regulación al respecto desde 1989 (hoy en día la norma en vigor es europea y data de 2007) y que cada año son más las hectáreas dedicadas a este modelo, tanto en agricultura como en ganadería, y más los consumidores que aprecian estos alimentos por encima de los obtenidos de manera convencional por varios motivos.

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la superficie dedicada a producción ecológica era de 2.355.000 hectáreas el año pasado, un 4,8% más que en 2018, año en el que, a su vez, se experimentó un incremento del 8% respecto al ejercicio anterior. Haciendo el cómputo del último lustro se aprecia un aumento medio anual del 7,5% en la extensión destinada a esta manera de generar alimentos, lo que da la clara idea de que existe una demanda cada vez mayor entre los ciudadanos. De hecho, España es el mayor productor de la Unión Europea y el cuarto del mundo, con un 9,3% del total de Superficie Agraria Útil. Incluso se pretende que en la UE esa cifra alcance el 25% para el año 2030.

Este método de producción desempeña un papel social doble, ya que, por un lado, aprovisiona de alimentos bio a un mercado específico que responde a esta creciente demanda de la población y, por otro, proporciona a la sociedad bienes que contribuyen a la protección del medio ambiente, al bienestar animal y al desarrollo rural, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Los estudios del Ministerio de Agricultura señalan que, en el futuro, se prevé una expansión del consumo y de la demanda de productos ecológicos, por estar en línea con la evolución de la demanda del consumidor, por llevar experimentando crecimientos de dos dígitos en los últimos años y por seguir una clara tendencia de convergencia con los países más avanzados de la UE.

También llamada biológica u orgánica, la producción ecológica trata de, mediante una serie de prácticas específicas, conservar el medio ambiente, la biodiversidad y los recursos naturales mientras se cultiva la tierra o se crían animales. Todo muy de actualidad si se tiene en cuenta que la nueva PAC, a través de los ecoesquemas y la llamada arquitectura verde tratará también de preservar esos valores, aunque no sea exactamente mediante producción ecológica sino con otras iniciativas compatibles con el modelo habitual.

Los requisitos para que cualquier alimento de la Unión Europea lleve la etiqueta con el logo que acredita que ha sido obtenido de manera ecológica son estrictos y los controles para comprobar que efectivamente se cumplen esos requisitos se llevan a cabo con frecuencia, como mínimo una vez al año, por parte de los organismos competentes designados en cada comunidad autónoma. El Reglamento europeo (CE) N°834/2007 recoge las (numerosas) condiciones para que un cultivo o una explotación ganadera y sus productos sean considerados biológicos.

Entre otros muchos puntos, menciona que «la producción ecológica recurrirá a las prácticas de labranza y cultivo que mantengan o incrementen la materia orgánica del suelo (...)», «no se utilizarán fertilizantes minerales nitrogenados» o «la fertilidad y la actividad biológica del suelo deberán ser mantenidas o incrementadas mediante la rotación plurianual de cultivos (…)». Esto en lo que se refiere a la agricultura. En cuanto a la cría de animales cita otras pautas, como que «el ganado ecológico deberá nacer y crecer en explotaciones ecológicas», «los piensos para el ganado procederán de la explotación en la que se encuentran los animales o de otras explotaciones ecológicas de la misma región» o «no se utilizarán factores de crecimiento ni aminoácidos sintéticos». Y esto es solo una mínima parte del listado completo.

En resumen, este modelo de producción está enfocado respetar los ciclos vitales de los seres de los que se obtienen los alimentos, ya sean animales o plantas, al mismo tiempo que se trata de mejorar (o al menos perjudicar lo menos posible) al medio ambiente y hacer llegar a los mercados comida de la más alta calidad.

Lógicamente, esta manera de cultivar y criar, con una serie de restricciones respecto al modelo agropecuario convencional, reduce la producción, ya que las prácticas y sustancias que quedan restringidas suelen usarse precisamente para aumentar el rendimiento, acelerar procesos o evitar enfermedades, lo cual viene a traducirse en una misma cosa: más beneficio. Esa es la razón de que los precios de la verdura, la fruta, la carne o la miel ecológicas sean más altos. Será el criterio del consumidor el que decida si elige productos convencionales o alimentos ecológicos, más caros, pero de mayor calidad y con un huella medioambiental menor.

 

PROYECTO ECOPIONET. Ecopionet es un proyecto que se ha desarrollado entre julio de 2018 y julio de este año en las provincias de Salamanca, Toledo y Guadalajara. Con la financiación del Ministerio de Agricultura y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), surge para unir a diversos actores del medio rural y tratar de poner remedio, a través del la agricultura ecológica, a tres problemas detectados en las zonas cerealistas de secano del interior de España.

El primero es la falta de rentabilidad y de eficiencia, lo cual tiene solución en el cambio a las prácticas ecológicas, dado que esas zonas son más competitivas en ese modelo que los países del centro y norte de Europa y, además, la demanda de este tipo de productos no para de crecer. En segundo lugar se observa que, a pesar de estar demostrada esa mayor rentabilidad con el modelo ecológico, a muchos agricultores les cuesta dar el paso porque no ha habido una transmisión de esos conocimientos desde los investigadores hasta los profesionales a pie de campo. Por último está la comercialización; el primer problema del sector es la escasa dimensión empresarial y la falta de organización y concentración de la oferta. Realizar una correcta comercialización es fundamental para conseguir aumentar la rentabilidad de la explotación.

Para conseguir solucionar estos problemas se crea una red de transferencia del conocimiento integrada por diversas empresas, organismos y personas físicas con variados perfiles: el CSIC; diversas delegaciones de ASAJA, COAG y UPA; la Sociedad Española de Agricultura Ecológica; la Fundación Cajamar de la Comunidad Valenciana; Volterra Ecosystems, empresa especializada en comunicación digital y difusión en redes sociales de proyectos europeos; OFISET SL, empresa especializada en el desarrollo rural y la agroindustria; y Emilio Esteban, harinera vallisoletana, interesada en la materia prima de calidad y de cercanía. Además de los integrantes de este Grupo Operativo, han sido fundamentales los pioneros (productores agrarios de las provincias de Salamanca, Toledo y Guadalajara que realizan la conversión de su actividad al ecológico) y sus tutores (productores ya en ecológico que han aportado su experiencia y apoyo durante la conversión a los pioneros).

Una herramienta clave para la consecución de los objetivos ha sido la Red Ecopionet, lugar de encuentro online para los expertos, técnicos asesores, pioneros y tutores en la que se han compartido problemas, propuesto soluciones, intercambiado consejos y aplaudido los éxitos. Esta Red proporciona un acercamiento entre productores que es caldo de cultivo de una futura sociedad.

Durante los dos años de duración del proyecto se han realizado diferentes actividades enfocadas a la mejora de la transferencia del conocimiento en el ámbito de la producción ecológica, comercialización y asociacionismo, así como actividades divulgativas con el fin de que otros agricultores, al ver los resultados obtenidos y conocer el proceso seguido, decidan iniciar el cambio de modelo para realizar una actividad más sostenible y rentable. Todos los actores implicados coinciden en que con el sistema de transferencia empleado se han obtenido unos excelentes resultados.