Diez años después de su creación, el conocido como 'banco malo' mantiene una cartera de 1.182 inmuebles a la venta en la provincia de Burgos, entre ellos, 300 viviendas, 250 suelos, 253 anejos (garajes, locales, etc.) y 84 inmuebles para uso terciario. Son parte de los restos de la gigantesca crisis del ladrillo que estalló en 2007 y que dio lugar, hace una década, a la Sareb, la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria, el cajón de sastre en el que se agrupó la ingente cantidad de inmuebles y operaciones fallidas de empresas quebradas que terminaron con un sistema financiero en el que las desaparecidas cajas de ahorros ocuparon un lugar hegemónico.  
La Sareb, participada en un 45,9% de su capital por el Estado, se constituyó a finales de agosto de 2012, en pleno arranque del proceso de desmantelamiento de las cajas de ahorros. Recogió en aquel momento más de 200.000 activos (calificados como 'tóxicos') por valor de 50.781 millones de euros, la mayor parte de ellos promociones de viviendas y préstamos a promotores cuyo valor en el mercado se desplomó a raíz de la crisis de las hipotecas.

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