Ciencia, espíritu crítico y democracia

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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La Unidad de Cultura Científica, la herramienta con la que la UBU comunica la investigación que realiza, recibe 113.000 euros del Ministerio de Ciencia para desarrollar seis proyectos con los que acercar a la gente lo que ocurre en sus laboratorios

El equipo de la Unidad de Cultura Científica de la UBU con Jordi Rovira, delegado del Rector para la Divulgación y Cultura Investigadora, en el centro. - Foto: Valdivielso

¿Puede decirse que es culta una persona que sabe quiénes son Cristina Peri Rossi o Adolfo Suárez pero que desconoce cuál ha sido la aportación a la ciencia de Margarita Salas? Quienes componen la Unidad de Cultura Científica e Innovación (UCC+I) de la Universidad de Burgos creen que no. Su responsable, Jordi Rovira, pone un ejemplo menos rebuscado y cree que, en general, hay mucha gente que no podría decir un nombre científico más allá de Einstein o Marie Curie. Por eso dirige con muchísima pasión este departamento, dedicado en cuerpo y alma desde 2014 a comunicar a la sociedad de una forma sencilla qué es lo que ocurre en los laboratorios de la UBU, a formar, a fomentar vocaciones de ciencia entre las nuevas generaciones y, en definitiva, a mejorar la alfabetización científica de toda la sociedad.

"En el mundo en el que vivimos -y lo estamos viendo con la pandemia o con el volcán de La Palma- es cada vez más necesario tener conocimientos básicos de ciencia y tecnología para afrontar con éxito el futuro, para fomentar el espíritu crítico, tener una opinión basada en la evidencia y, de paso, democratizar la sociedad, porque la gente si tiene información puede elegir con conocimiento de causa", explica. Si esto se generaliza -añade- será mucho más difícil, por ejemplo, que corran los bulos que ahora llegan a través de las redes sociales: "En el ADN de la universidad está el transmitir la generación de conocimientos: al alumnado en las clases; a las empresas, a través de la innovación, y al resto de la sociedad con la unidad de cultura científica en un lenguaje que pueda ser comprensible".

Rovira, catedrático de Tecnología de los Alimentos y delegado del Rector para la Divulgación y Cultura Investigadora, es todo entusiasmo y así se lo transmite a diario a sus colaboradores más estrechos, la ingeniera Isabel Soto Muñoz, responsable de la UCC+I y coordinadora de las actividades relacionadas con el fomento de las vocaciones, y Samuel Pérez, de quien depende el área de Comunicación, que afirman que gracias a él cualquier idea esbozada en un papel se puede hacer realidad por imposible que parezca. Un ejemplo es el documental La ciencia que esconde la Catedral de Burgos, que ha tenido una extraordinaria acogida, y que comenzó con un comentario de apariencia banal que hacía referencia al octavo centenario del monumento y a si se podría hacer alguna aportación científica al respecto. Un par de años después, ahí está: ocho capítulos que descubren al gran monumento burgalés desde el punto de vista de las más diversas ciencias y al alcance de cualquiera, ya que se puede ver en el canal de Youtube de UbuInvestiga, que es la marca con la que se conoce a la Unidad, que tiene 53.000 suscriptores, la cifra más alta entre sus iguales, el resto de las unidades de cultura científica de las universidades españolas.

No solo este dato coloca a la UCC+I en lo más alto del ranking sino que también lo hace el hecho de que de los siete proyectos que ha presentado a la última convocatoria de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), dependiente del Ministerio de Ciencia, seis han sido aprobados y financiados con un montante de 113.000 euros: El programa de televisión que emite La 8, Cien&Cia; la actividad Sábados de Ciencia, que promueve las vocaciones científicas en niñas y niños con alumnado del Grado en Maestro de Educación Primaria, y La Estación de la Ciencia y la Tecnología, la gran iniciativa que es, además, "un proyecto de ciudad" como lo llama Jordi Rovira, ya que está impulsada conjuntamente con el Ayuntamiento y ubicada en la antigua estación del ferrocarril, que se convierte, así, en un centro de promoción de la cultura y las vocaciones científicas y tecnológicas. A estas iniciativas se les suman otras tres: Más allá de la ficción siempre hay ciencia: generando vocaciones stem a partir de literatura de ficción científico-tecnológica, AquaEcoLab: Laboratorios colaborativos y ciencia ciudadana para la vigilancia de la calidad de los sistemas de agua dulce y el Plan de Comunicación y Divulgación de la Ciencia.

A la financiación que la Unidad recibe de esta fundación estatal se le suma la de la propia UBU: "La universidad pone dinero porque hay un compromiso del rector, que siempre ha apostado por ello, pero nosotros lo multiplicamos. Somos la unidad que más tasa de éxito tiene en proyectos competitivos", añade Rovira, que destaca cómo la comunicación ha hecho una apuesta especial por el audiovisual y el responsable de la misma Samuel Pérez, recuerda que en la última reunión que ha habido a nivel nacional de todas las unidades de cultura científica de las universidades españolas fue elegido como mejor proyecto La ciencia que esconde la Catedral de Burgos.

"Para nosotros esto es un impulso, como lo es que la gente responde a todos aquellos proyectos que sacamos adelante y a nivel interno cada vez hay más interés por parte de los investigadores de la universidad de comunicar el trabajo que realizan", indica Pérez, que recuerda que muchos de los proyectos han comenzado como una "idea loca" como la de hacer un programa de ciencia en la televisión local y regional que a la postre han funcionado: "Jordi es un visionario. Sueña cosas que a veces parecen imposibles pero luego trabajas en ellas y se hacen posibles. Hay buenas dinámicas en el grupo y, al final, nos atrevemos, lo hacemos y vemos que la respuesta es fantástica tanto desde dentro como desde fuera de la universidad".

A Rovira, Soto y Pérez les acompaña el resto del personal que se ha ido incorporando a la UCC+i con contratos temporales que dependen de la financiación proveniente de los diferentes proyectos: Zulema Arenas (gestión y administración), Fernando Muñoz y David Serrano (técnicos de audiovisual, diseño gráfico y animaciones). En el área de Vocaciones Científicas los trabajadores están vinculados a la actividad que se desarrolla en La Estación de la Ciencia y la Tecnología y son Dionisio Santidrián, Alejandro Rey, Mónica Baños, Ángela Varela, Génesis Guerrero, David Rojo y Eduardo Cámara. El trabajo se completa con la colaboración parcial de varios servicios y unidades de la universidad en algunas de las actividades que se realizan.